Con el cuerpo cansado tras diez días de fiesta y con el alma triste. Así despidió Vila-real la semana de celebraciones en honor a la Mare de Déu de Gràcia, cuya imagen volvió a su ermitorio acompañada de decenas de vecinos que quisieron despedirse de la patrona hasta el año próximo.

Siguiendo la tradición, la reina, Verónica Fortuño, y su corte de honor iniciaron el acto con una ofrenda de flores a la moreneta poco antes de las 17.00 horas. Tras ello, comenzó una procesión en la que, además de numerosos ciudadanos, participaron los representantes festivos y la corporación municipal, con el alcalde, José Benlloch, al frente.

Durante los dos kilómetros que separan el templo del Termet se sucedieron los cánticos a la virgen. A la altura del cementerio municipal, la marcha hizo una parada en el camino para, de forma solemne, recordar a los familiares y amigos que ya no están.

El momento cumbre llegó pasadas las 19.00 horas, cuando el numeroso grupo llegó hasta el paraje natural del Termet. Allí se produjo uno de los instantes más emocionantes, cuando los portadores bajaron las escalinatas con la imagen a hombros antes de entrar en el templo que es su morada durante el resto del año.

TRACA Y CASTILLO

Finalizado el acto religioso, vecinos y peñistas se trasladaron de nuevo al casco urbano para cerrar definitivamente la semana festiva de la forma más valenciana posible: con pólvora y fuego. Un pasacalle de animación condujo a los asistentes desde la Ciudad Deportiva Municipal hasta el parque de Alaplana, donde primero se disparó una traca y, posteriormente, tuvo lugar el castillo de fuegos artificiales de la pirotecnia Martí.

Otra de las propuestas con más asistencia de público también tuvo lugar en el Termet. Se trata de la instalación de Summer Splash, el espectacular tobogán acuático que, patrocinado por Facsa, hizo las delicias de grandes y pequeños. En este divertido evento también colaboraron el Ayuntamiento de Vila-real, el periódico Mediterraneo y Aquarama.