Vinieron con un convenio firmado para cinco años y ya llevan siglo y medio en la ciudad. Es la historia compartida de la Congregación de las Hermanas de la Consolación y Vila-real, una relación que aún es «muy buena» y da «buenos frutos», en boca de la superiora del colegio, María Teresa Menéndez.

El centro de enseñanza es hoy la cara visible en Vila-real de la entidad fundada por María Rosa Molas. No obstante, su llegada al municipio el 1867 se debió a un motivo distinto, que no era otro que la llamada realizada por el Ayuntamiento para encontrar una compañía católica que se encargara de gestionar el antiguo hospital, situado en el edificio anexo a la capilla del Cristo del Hospital. En aquel momento acudieron cuatro hermanas, que como solían hacer allí donde se instalaban, fundaron una escuela para mujeres en el mismo emplazamiento.

Así arrancaba una historia que dura 150 años, tiempo en el que la infraestructura educativa ha cambiado de lugar en varias ocasiones: calle Major, otro en la avenida la Murà y, ahora, frente a la Biblioteca Universitària del Coneixement. En este tiempo, y según destaca Menéndez, la simbiosis entre congregación y localidad ha sido notable. Tanto que, explica, en la actualidad hay «unas 120 hermanas de la Consolación nacidas en Vila-real».

Ayer se celebró una misa en la iglesia arciprestal, seguida de la inauguración de una exposición en el Convent Espai d’Art que repasa la historia de la entidad, a las que no faltó una representación del consistorio, encabezada por el alcalde, José Benlloch.