Los trabajos de la primera fase del derribo del edificio de los antiguos juzgados de Vila-real, ubicado junto al Mercat Central de la plaza Colom, han arrancado definitivamente, una vez solucionado el hándicap administrativo que supuso la concesión de una autorización de Iberdrola para acometer el soterramiento de parte del cableado que lleva la electricidad a la iglesia arciprestal desde el transformador pegado a esta.

Se trata, como ya indicara la pasada semana el concejal de Territorio, Emilio Obiol, de unas labores que se prolongarán, de no surgir ningún inconveniente, hasta finales de la próxima semana o parte de la siguiente. Y es que la intención es no generar ningún tipo de molestias en la celebración de la Semana Santa.

En concreto, los trabajos se centran en retirar todos aquellos elementos de carácter menor, como son las placas que recubren la fachada o ventanas o instalación eléctrica. Se busca que esté todo listo para completar, a partir de la segunda mitad de junio, la demolición de este inmueble que, antes de iniciarse las fiestas patronales de la Mare de Déu de Gràcia, en la primera semana de septiembre, habrá dado paso a una plaza de 800 m2. Un lugar en el que, además, se prevé celebrar diversos tipos de eventos de carácter lúdico y comercial, con el objetivo final de que contribuyan a impulsar el movimiento económico de los establecimientos vila-realenses, en especial, los existentes en el centro urbano.

ESTUDIO // Asimismo, fuentes consultadas por este rotativo han indicado que técnicos y operarios de la empresa adjudicataria del derribo y construcción de la nueva plaza, en el que el Ayuntamiento invertirá 300.000 euros, aprovechan también para estudiar el estado y disposición de las vigas que sostienen la cubierta.

Y es que este en uno de los elementos de la estructura del inmueble que mayor complejidad presenta, tanto para su desmontaje como para su retirada, trabajos para las que se requerirá la intervención de grúa y camiones de una gran envergadura.

De hecho, el edil Obiol explicó que la adjudicataria prevé cortar a piezas las largas vigas una vez desmontadas, lo que facilitará su traslado a un vertedero controlado sin que tengan que utilizarse vehículos especiales, lo que repercutirá en la minimización de molestias al vecindario. H