La Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Vila-real está desarrollando un proyecto con el que se pretende promocionar la lectura llevando los libros a espacios públicos frecuentados principalmente por menores, para que encuentren «una alternativa lúdica a los teléfonos móviles o las tablets», según explicó ayer la edil del área, Mónica Mañas.

La propuesta tiene dos vertientes: por un lado, la que está más perfilada, es la que tiene que ver con llevar libros a salas de espera, en concreto a las de las áreas de Pediatría de los centros de salud. La iniciativa se planteará de forma piloto en el de Cariñena, aunque no se descarta ampliarla a otros lugares si esta «demostración» tiene buena acogida.

LIBROS EN SALAS DE ESPERA

En principio, según describió Mañas, se trataría de depositar libros adecuados para menores de diferentes edades en estos espacios públicos, poniéndolos al libre acceso de los usuarios, en la línea del proyecto de bookcrossing que desde hace poco se está desarrollando en la Biblioteca Universitaria del Coneiximent (BUC).

El bookcrossing consiste, básicamente, en la liberación de libros, por regla general en lugares al aire libre, muy frecuentados, para que cualquier viandante pueda cogerlos para leerlos y volverlos a liberar. En Vila-real se quiso facilitar el acceso de cualquier vecino a esta modalidad de animación a la lectura, habilitando una sala específica en la BUC, en concreto en la planta baja, junto al punto de información general, en el que «la gente puede dejar los libros que ya se ha leído, o coger los que otros han liberado para llevárselos a casa sin ningún tipo de restricción». Según Mañas, «se trata de una idea innovadora que queríamos ampliar».

Por otro lado, pero en la misma línea, se está estudiando la posibilidad de llevar la lectura a los parques públicos. En este caso se están barajando diferentes alternativas, con la colaboración de las Asociaciones de Padres y Madres (AMPA), porque, según la concejala, lo más complicado es cómo gestionar el proyecto, aunque la iniciativa pasaría por «colocar estanterías en los parques».

Mónica Mañas recordó que aunque la BUC no es una biblioteca, en el sentido más tradicional de la palabra, sí que ofrece diferentes opciones para acercar la lectura a los vecinos y suplir así esa «carencia que tenemos». De hecho, pensando en los menores, en la planta baja sí que existe el préstamo de libros infantiles.