Como cada año por estas fechas, la congregación de Lluïsos de Vila-real pasa unos días de asueto en el pulmón verde de la ciudad. La tradicional acampada de comunión que organiza la entidad sirve para darse a conocer entre los pequeños que este año han recibido el sacramento y busca que se interesen por formar parte de esta arraigada agrupación.

Por este motivo, el viernes, cerca de una treintena de niños y niñas pusieron rumbo al Termet de la mano de los monitores de Els Lluïsos, con quienes estarán hasta hoy en el albergue de la Mare de Déu de Gràcia, donde comenzaron con las respectivas presentaciones y juegos para romper el hielo. Tras el reparto de las habitaciones y la cena, los asistentes vivieron una divertida noche de campamento con todo tipo de actividades con las que lo pasaron en grande y que les sirvieron para conocerse un poco mejor.

Ayer mismo, vivieron una intensa jornada en la que no faltaron las propuestas de movimiento. El buen clima ayudó a que disfrutaran de los juegos al aire libre, como los de rastreo, los circuitos con pistas o la yincana.

No obstante, también hubo tiempo para la calma y, tras la comida, se relajaron realizando manualidades. Ya por la noche, tuvo lugar la velada en la que se divirtieron con un sorprendente concurso lleno de actividades.

Tal y como apunta el presidente de la congregación, David Marenyà, “los niños lo pasan genial y, como todos son nuevos, es una buena oportunidad para que comiencen a formar parte del ente y sigan implicados en el futuro”.

La cantera conocerá hoy un poco mejor la zona en la que se hospeda, con una vuelta a pie por la naturaleza y, tras la misa (a las 13.00 horas), degustará una monumental paella de despedida junto a sus padres y amigos. H