Una enorme grúa --solo hay dos de estas características en España-- de una empresa vila-realense se encargó ayer de servir de plataforma elevadora para los operarios encargados de reparar los desprendimientos que unos meses atrás se produjeron en varias zonas de la fachada de la iglesia arciprestal. Unos trabajos que, según explicó al periódico Mediterráneo el párroco Javier Aparici, se enmarcan dentro de una actuación de mayor envergadura.

En este sentido, el sacerdote encargado del primer templo vila-realense explicó que «la aparición de una goteras, algunas de ellas importantes, como es la que afectada al interior de la capilla de Sant Josep, ha obligado a hacer algunas reparaciones de la cubierta, que hace muchos años que no se ha tocado y que se encuentra muy deteriorada».

En concreto, los trabajos se centran en el aislamiento de las zonas por las que se filtraba el agua --que se ha hecho más evidente con los dos últimos episodios de intensas lluvias-- y la sustitución de unas 200 tejas.

«Aprovechando estas tareas y que el alquiler de esta grúa es muy caro, hemos decidido reparar los desprendimientos de la fachada», señaló Aparici.

La intervención se financia con cargo a la parroquia, para lo que una parte de las colectas de las misas se destina a sufragar estas obras que además incluyen el desbroce de los frisos y diferentes zonas altas del templo en el que crecen hierbas y arbustos.