Cuatro meses y medio o, incluso, más. Este es el tiempo que, según asegura la presidenta de la asociación de discapacitados Acudim de Vila-real, lleva cerrado a su uso el ascensor de la basílica de Sant Pasqual, lo que impide a las personas con algún tipo de problema de movilidad acceder a la Real Capilla, lugar en el que se venera el sepulcro del patrón.

Según han explicado a Mediterráneo fuentes municipales, el problema reside en la insuficiente potencia eléctrica contratada para el templo, que hace saltar el diferencial de toda la instalación en cuanto se conecta el elevador, hasta el extremo que se queda sin luz incluso el convento anexo a la basílica y en el que residen las religiosas clarisas que lo regentan.

El nivel de preocupación entre la sociedad vila-realense y, en especial entre el colectivo de discapacitados, ha crecido tanto que ha obligado al Ayuntamiento a tomar cartas en el asunto e intentar, a través de contactos con el Obispado de Segorbe-Castellón y con la empresa Iberdrola, buscar una solución “provisional” hasta llegar una definitiva.

Todo parece indicar que el proceso de cambio de contadores que está llevando a cabo la firma eléctrica ha sido el factor que ha sacado la luz la necesidad de ampliar la potencia para que el uso del ascensor no acabe generando apagones en el convento, el templo o el Museu del Pouet.

En cualquier caso, desde la asociación Acudim, su presidenta, Josefina Mora, reclama que “se encuentre una solución pronto, porque instalar este elevador costó mucho sacrificio y no está claro que ahora no funcione”. A lo que añade que, el hecho de que personas con dificultades de movilidad “o incluso gente mayor o padres con carritos de bebé, no podamos subir hasta la Real Capilla para rezarle a Sant Pasqual. La verdad es que nos sentimos rechazados”, asevera Mora, ante la demora en resolver el problema de accesibilidad a la basílica. H