Más de 1.300 inmigrantes que en los tiempos de bonanza se habían afincado en Vila-real, han decidido regresar a sus países de origen o emigrar a otros lugares de España o de Europa en los últimos cinco años.

De esta forma, en un solo lustro se ha pasado de los algo más de 8.000 extranjeros dados de alta en el padrón de habitantes a los 6.700 que, a falta de cerrar los últimos datos, siguen en la actualidad viviendo en la ciudad.

Una situación que, según explica el concejal de Cooperación, Solidaridad e Integración, Alejandro Moreno, ha supuesto que “mientras antes había muchos más hombres que mujeres llegados al municipio procedentes de otros países, en estos momentos, los números están igualados”. “Los inmigrantes que han dejado Vila-real son especialmente hombres, que básicamente desempeñaban trabajos en el ámbito de la construcción, un sector muy castigado por la crisis”.

Por nacionalidades, los rumanos y los marroquís suman poco más de la mitad del total de extranjeros que han apostado por abandonar la población. En el primer caso, se ha pasado en solo cinco años de 3.689 a 3.222; y en el segundo, de 1.795 a 1.481.

Pero este es un fenómeno que no escapa al resto de procedencias, fundamentalmente, a aquellos llegados del área del Magreb y de Latinoamérica, aunque también se da alguna excepción en positivo, como en lo referente a ciudadanos llegados de Pakistán, que pasan de 27 a 36.

Con todo, son muchas las familias con hijos en edad escolar que prefieren quedarse en el municipio a regresar a sus países.

Una tendencia que contrasta en el ligero incremento de la población originaria de Vila-real y del resto de España, que en el 2014 alcanzó los 44.125, rompiendo el estancamiento de los ejercicios anteriores, en los que se rondaba la cifra de 43.500 ciudadanos. H