Una semana. Este es el plazo en el que se estima que concluya en su totalidad el proceso de derribo y retirada de escombros de la antigua nave de Azuvi. De hecho, la antigua fábrica cerámica es ya solo un recuerdo, pues las máquinas se apuraban ayer a demoler los restos de una última construcción en la parcela.

De esta forma, y en pocos días, la que fuera una de las mayores edificaciones industriales de Vila-real, ubicada junto al casco urbano, dará paso a un gran solar de unos 120.000 metros cuadrados, totalmente diáfano y completamente vallado, lo que podría ser una ventaja añadida a la hora de buscarle un posible uso hasta el momento en el que la economía permita mover ficha para urbanizar el área y construir pisos.

Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Vila-real, el concejal de Territorio, Emilio Obiol, ve “muy complicado” que se le dé una utilización a esta parcela, al menos a corto plazo, debido a las dificultades que entraña el hecho de que la propiedad de la misma se reparta entre cinco entidades financieras. A este respecto, Bankia es el dueño mayoritario, con el 42,3%; y le siguen el BBVA (25,6%), Banco Sabadell (15,89%), Bankinter (9,05%) y Caixa Rural Vila-real, que dispone del 6,99%.

Obiol recuerda la complejidad de las conversaciones mantenidas con los dueños para que estos llegaran a un acuerdo para demoler el inmueble que, en los últimos meses, se había convertido en un auténtico peligro y era objeto de continuos robos de material.

Finalmente, y tras un largo proceso de trámites, a finales del pasado mes de mayo se iniciaron las primeras labores de desmantelamiento que ahora están a punto de finalizar. Unas acciones que se han visto dificultadas por el hecho de que la instalación disponía, en parte, de un techado de fibrocemento, un material altamente contaminante y que requiere un proyecto propio de desmontaje y tratamiento, previa autorización de la Generalitat, además de material peligroso en el interior de la nave. H