Cinco años después de que el Espai Jove de Vila-real acogiera las primeras jornadas del Orgullo Friqui, muchas cosas han cambiado. Lo han hecho sus organizadores, y sobre todo lo ha hecho la sociedad. En un mundo en el que las certezas se desmoronan, muchos comienzan a ver que aquellos que antes eran catalogados como raros --o friqui en su acepción más despectiva-- son la mayoría de veces personas normales con aficiones un tanto peculiares.

Para celebrar el quinto aniversario y su normalización, el encuentro, que durante todo el fin de semana tiene el Espai Jove como centro neurálgico, ha decidido abrirse al gran público. Lo hizo ayer por la tarde con un espectáculo de teatro en la plaza Major que tuvo por objetivo evidenciar que el orgullo friqui --cuyo día internacional se celebró el pasado jueves-- ya no es cosa de una minoría.

Y lo hará esta tarde a partir de las 20.30 horas en el pub Cotton de Vila-real con una fiesta final a la que la organización invita a toda la ciudadanía, hayan participado o no en las actividades. Incluso se ha hecho un llamamiento a través de las redes sociales para que todo aquel que lo desee pueda pedir una canción --por extraña que sea-- y el pinchadiscos la hará sonar. Precisamente, se trata de sacar el lado más creativo.

El concejal del área, Xavier Ochando, aseguró que tras un lustro en el que el encuentro se ha consolidado, «ahora el Orgullo Friqui sale en las grandes televisiones, por ello desde el área de Juventud pensamos que era conveniente salir a la calle a buscar a la ciudadanía».

Actividades clásicas

Y si la apertura a otros espacios es la gran novedad, en la programación no faltan clásicos de las ediciones anteriores. Así, hay torneos de quiddith, softcombat, videojuegos y juegos de rol, concursos de cosplay, dance y karaoke. A ello se suman los talleres de steampunk, friki trivial y diferentes charlas sobre anime.