El Ayuntamiento de Vila-real trasladará, finalmente, el parque canino ubicado en la confluencia de las avenidas França y Grècia, tras el acuerdo alcanzado con los usuarios del mismo y los residentes en la zona con el objetivo de “evitar las molestias que el vecindario asegura que generan los perros, especialmente, cuando se concentran varios animales en este espacio destinado a ellos”.

Así lo ha corroborado a Mediterráneo la concejala de Administración Local y Proximidad, Sabina Escrig, quien explica que el área destinada a los canes se reubicará “en el jardín que hay en la entrada a Vila-real por la avenida Francesc Tàrrega, frente al nuevo supermercado de Mercadona, ya que se trata de un espacio que nadie utiliza, al estar un poco alejado de las viviendas”.

“Los propietarios de perros nos han solicitado que este punto cuente con una zona de arena para que las mascotas puedan escarbar y no dañen el césped, una balsa de agua para que se refresquen, juegos específicos, una pérgola para que los dueños tengan sombra, bancos para sentarse e, incluso, ceniceros a la entrada”, indica la edila Escrig, quien añade que también prevén instalar una doble puerta de acceso “para evitar que los animales escapen”.

QUEJAS // Y es que, en el último año y medio, se han sucedido las quejas de residentes próximos por las molestias que no solo afirman que originan los perros que acuden al parque canino sino también “los que utilizan los solares anexos para soltar a sus mascotas, que defecan allí”. “Nuestro día a día resulta bastante insoportable en cuanto a ruidos y suciedad, aunque como ellos --en referencia a los responsables municipales-- no lo sufren les da igual”, asegura una vecina.

De hecho, los ciudadanos afectados ya han dirigido al Ayuntamiento varios escritos reclamando soluciones, tanto al parque canino como a los solares existentes junto al mismo, “dos de ellos de titularidad municipal”, dicen.

El último de ellos data del pasado 12 de mayo y en él se insiste en que el espacio de ocio para canes debe ser considerado como una instalación “cuanto menos molesta e insalubre”, por lo que se preguntan si este tipo de enclave “es compatible con un lugar clasificado como residencial”.

Asimismo, se refieren en el escrito a la existencia de unas parcelas sin vallar, para las que piden una solución. “El que estos terrenos se encuentren en el estado en que están hace que proliferen insectos o roedores, con el consiguiente riesgo y molestias que ello conlleva, especialmente, para los vecinos”, aseveran. H