Finales del 2019. Esta es la fecha en la que el Ayuntamiento de Vila-real y la empresa Facsa prevén completar en toda la ciudad (en la actualidad hay unos 26.000 abonados) la implantación de la lectura digital del consumo de agua potable, siempre que resulten positivos los datos que surjan del balance del plan experimental que acaba de arrancar en ocho calles del barrio Nou Crist del Calvari, con la colocación y puesta en marcha de los primeros 633 contadores inteligentes.

«Dentro de un año se realizará un análisis de los resultados que dé este programa piloto en esta zona de la ciudad, que confiamos en que sean buenos, especialmente en el aspecto del ahorro en el consumo y del mejor servicio a los ciudadanos, de manera que en un plazo aproximado de otro año y medio se instalarían los dispositivos en las viviendas del resto del casco urbano», explicó el concejal de Servicios Públicos, Francisco Valverde, tras presentar el nuevo modelo a los vecinos del Nou Crist del Calvari, junto al jefe de explotación de Facsa, Rafael Ferrer.

El edil hizo hincapié en que la colocación de estos contadores inteligentes «favorecerá un consumo más eficiente del agua y marcará un antes y un después en la implantación de nuevas tecnologías en la prestación de este servicio en Vila-real», concretó.

En esta primera fase del proyecto se ha completado la instalación de 633 dispositivos que envían la información a 20 concentradores que, a su vez, rebotan los datos a una estación central ubicada en la plaza del Llaurador, desde donde se remiten a la sede de Facsa en Castellón.

APLICACIÓN // Una de las novedades del programa es que este se implementa con una aplicación para ordenadores y smartphones, que permite conocer en tiempo real la cantidad de agua consumida en cada momento, así como alertar al cliente de posibles fugas en su red interna.

Al respecto, el responsable de Facsa en la ciudad explicó que la app facilita ciertas herramientas, «como pueden ser las alarmas, que avisan al abonado, por ejemplo, en el momento en que se detecta un gasto más elevado de lo normal; e, incluso, posibilita gestionar el ahorro mensual».

La inversión realizada en este primer paso experimental asciende a unos 127.000 euros.