Todo el término municipal de Vila-real, Burriana, Betxí, Onda, Castellón, Benicàssim, la Serra d’Espadà, el Desert de les Palmes o el mar Mediterráneo. Todo esto es lo que vieron, sorprendidos mientras recuperaban el aliento, más de 400 vecinos que ayer participaron en la Pujada al campanar que la Junta de Festes organiza de forma ininterrumpida desde el año 2012.

Arriba esperaba a los distintos grupos Carlos Chiva, miembro del citado ente festivo, que les explicaba algunas de las características de la infraestructura que acababan de ascender. «Tiene 42 metros de altura y 175 escalones, con una planta cuadrangular en la parte inferior que se transforma en octogonal», apunta Chiva.

Entre las distintas curiosidades que dio a conocer a los valientes que desafiaron las altas temperaturas destaca el hecho de que la escalera de caracol que llega hasta lo más alto de la torre lo hace en dirección opuesta a las agujas del reloj, como sería habitual. El motivo es puramente defensivo, pues la estrechez dificultaba la ascensión a quien quisiera realizarla espada en mano.