Unas semanas lleva paralizada la rehabilitación del edificio del Molí la Vila, que arrancó en el mes de julio del pasado año, tras adjudicarse el proyecto a una empresa valenciana por un total de 301.176 euros, casi 60.000 menos del presupuesto de licitación.

La causa no es otra que, según confirma a Mediterráneo el concejal de Territorio, Emilio Obiol, que se ha agotado «la partida del presupuesto total del proyecto de acondicionamiento del entorno, consolidación estructural y adecuación del Molí la Vila destinada a la intervención como tal».

Al respecto, el edil hace hincapié en que no se está hablando de unos «trabajos de nueva construcción sino de la rehabilitación de un inmueble antiguo, en cuyo proceso suelen aparecer cosas imprevistas que obligan a ir modificando e implementando las labores». Y añade: «No es una situación excepcional, ya que es bastante habitual en obras de rehabilitación del patrimonio, ya que las catas que se realizan inicialmente no alcanzan a prever muchas de las incidencias que surgen durante la ejecución».

Y es que, como ejemplo, en el caso del Molí la Vila, se ha incrementado en dos metros más de lo previsto la excavación en el interior y el entorno del inmueble, que de esta manera queda a una cota de unos cinco metros por debajo del nivel actual de la calle.

HALLAZGOS // Una mayor obra que, por otra parte, permitió hallar el suelo original del antiguo molino medieval, así como desenterrar las puertas con arcos ojivales que, hasta el momento de arrancar los trabajos, estaban enterradas casi en su totalidad.

De esta forma, el hecho de haberse acabado el dinero destinado a la actuación de consolidación estructural y reforma del inmueble ha obligado al consistorio a realizar un modificado del presupuesto inicial, con el objetivo de inyectar un 10% más del importe inicial, «el máximo que marca la ley» y que consideran «que será suficiente» para finalizar unas labores que, en principio, deberán concluir en un plazo máximo de dos meses, a finales de abril. «Una vez esté disponible el dinero para continuar, la empresa adjudicataria tendrá que ponerse a tope, por cuanto tiene la obligación de cumplir los plazos y, de hecho, haremos que se cumplan escrupulosamente», concreta.

En cualquier caso, Obiol reconoce que la tramitación del modificado se ha dilatado en el tiempo porque, admite, «diciembre y enero son meses en los que se ralentiza el trabajo del funcionariado, teniendo en cuenta los periodos festivos y el hecho de que el personal municipal tiene que gastar los días de libranza que les restan por consumir del año anterior antes del 31 de enero, lo que frena las gestiones».