En torno a 30 son las cámaras de videovigilancia con las que el Ayuntamiento de Vila-real pretende cubrir el control de los puntos clave de la ciudad, no solo en materia de tráfico --que es su misión fundamental-- sino también en lo relativo a la seguridad de los vecinos y el patrimonio.

Así lo ha indicado a Mediterráneo el concejal del área, Javier Serralvo, quien señala que a las 11 instaladas en los accesos a los viales peatonales y las siete que hay en la actualidad para el control de la circulación --cruce de Michalovce con Riu Ebre, plaza del Llaurador, intersección de Pius XII con Barranquet, Furs de València, rotonda del Rotary y avenida Cedre-- se sumarán, en breve, otras dos, una de ellas en la rotonda del cruce de la avenida Grècia con la calle Camí de la Travessa; y la segunda, en la nueva plaza creada junto al Estadio de la Cerámica tras el derribo del pabellón Campió Llorens.

Serralvo considera que se necesitan alrededor de otras 10 para ampliar la vigilancia en aquellas zonas que requieren una mayor atención a la circulación de vehículos y, a su vez, para registrar actos delictivos o vandálicos. Un objetivo que se quiere alcanzar en cuatro o cinco años.

Al respecto, el edil hace hincapié en que «todas las cámaras son de tráfico, pero también se aprovechan para asuntos relacionados con la protección ciudadana, ya que incluso otros cuerpos de seguridad o entidades piden grabaciones para esclarecer los casos que se investigan», detalla.

PRESUPUESTO

Aun así, el ritmo de instalación de nuevos dispositivos no es rápido, porque están «a expensas de contar con dotación presupuestaria y, en ocasiones, hay cosas que son más urgentes». De esta manera, el consistorio destina entre 15.000 y 30.000 euros anuales, según sea la disponibilidad económica municipal, a la colocación de estos sistemas de videovigilancia.