El paraje del Termet fue ayer el escenario de la tradicional fiesta con la que se honra a la Mare de Déu de Gràcia en su ermitorio. Una cita que abre, de manera oficial, la actividad estival en el paraje natural, en especial en todo lo relacionado con citas culturales, sociales y festivas.

Las concejalías de la Ermita y de Tradiciones fueron las encargadas de preparar el montaje de esta iniciativa, para la que se cuenta con la colaboración de diversos colectivos de la ciudad y mediante la que se ensalza a la patrona en el lugar en el que permanece durante todo el año, a excepción de los 10 días que reside en la iglesia arciprestal, coincidiendo con las celebraciones que se desarrollan en su honor en el mes de septiembre.

La Festa del Termet arrancó bien temprano, a las 7.30 horas, con la salida del Rosario de la Divina Aurora, que congrega a un buen número de fieles que se desplazan rezando desde la arciprestal hasta la ermita de la Mare de Déu de Gràcia. Templo este en el que, a las 9.30 horas, tuvo lugar una misa, tras la que se entregó la medalla de la Virgen a quienes se han encargado de cuidarla o han sido portadores de la imagen y que ahora se han jubilado.

Posteriormente, salió la procesión, que recorrió el entorno de la ermita. Y a ella le siguió el tradicional porrat, en el que la reina de las fiestas, Cristina Pesudo, y las damas de su corte fueron las encargadas de repartir la refrescante horchata y fartons con los que el Ayuntamiento compensa a los vecinos que decidieron asistir a tan emblemática fiesta.

La concejala de la Ermita, Rosario Royo; y su homólogo de Tradiciones, Santi Cortells, también ejercieron de camareros. El alcalde, José Benlloch, no faltó al evento festivo, que se remonta al año 1603, y que cerró la Unión Musical La Lira de Vila-real.