Un año más, el paraje del Termet de Vila-real y los ‘massets’ se convirtieron el punto de encuentro para los vecinos. Muchos optaron por pasar el día en familia o con amigos para degustar la típica mona de Pascua. Además, el tiempo fue espectacular y contribuyó a poner la guinda de una jornada completa. Se trata de una de las tradiciones más arraigadas en el municipio y que hoy, si la meteorología lo permite, se volverá a repetir al ser festivo. Una estampa que cada año se repite y que pone la nota de color a las vacaciones de Semana Santa. RD