Síncope vasovagal. Así, de primeras, la nomenclatura del problema de salud que sufrió Pablo Fornals el pasado lunes en el Estadio de la Cerámica no da demasiadas pistas. ¿En qué consiste ese desvanecimiento repentino? «Para explicarlo en términos deportivos, podríamos decir que es, más o menos, como las conocidas pájaras. Se trata de una bajada de tensión repentina y que se soluciona con una buena hidratación. Que el futbolista sufriera un episodio de gastroenteritis en los días anteriores, con la consiguiente deshidratación, seguramente influyó», explica el especialista en cardiología del Hospital Universitario de La Plana Jorge Gallego, que aclara que el síncope vasovagal no es, ni mucho menos, una dolencia incompatible con «la práctica del deporte de élite».

«Cuando al jugador, tras el síncope, se le han hecho todas las pruebas posibles, incluida una ecografía de corazón, y no se han detectado problemas de arritmia ni ninguna cardiopatía congénita, no existe ningún motivo por el que no pueda continuar con su rutina habitual. Puede seguir sin problemas con su carrera», apunta el doctor Gallego, que diferencia totalmente el problema sufrido por Pablo Fornals —«aunque, según se apunta, se haya repetido en varias ocasiones»— con algunos de los casos más estremecedores en el mundo del fútbol en los últimos años, como las muertes súbitas del español Antonio Puerta o el camerunés Marc-Vivien Foé, «ya que en ambos casos se detectaron problemas cardíacos previos».

Lógicamente, a partir de ahora, los servicios médicos del Villarreal someterán a Fornals a controles periódicos para evitar en la medida de los posible sustos como el del lunes.