Basta un “lapso” o “un fallo inadvertido” para que se descalabre la red de protección ante el ébola en los centros médicos occidentales para evitar el contagio del virus. Al menos uno de esos errores se produjo “claramente” en Dallas (Tejas), según reconocieron las autoridades de Estados Unidos, que ayer confirmaron con “gran preocupación” el primer caso de contagio dentro del país. Aunque aún no se ha determinado exactamente cuál fue el error, se anunció el refuerzo inmediato de los protocolos, incluyendo intensificar el entrenamiento del personal médico.

En la ciudad tejana se ha contagiado una empleada sanitaria, cuya identidad no se hizo pública, que tuvo “amplio contacto” con Thomas Eric Duncan después de que el liberiano de 42 años fuera ingresado y aislado el 28 de septiembre y hasta su muerte.

La trabajadora, definida como “persona heroica” por el juez local Clay Jenkins y que se encuentra “estable”, llevó siempre todo el material de protección indicado. En entrevistas con un epidemiólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), “no ha sido capaz de identificar la ruptura específica” del protocolo que habría permitido el contagio. Pero el director del CDC, Thomas Frieden, aseguró ayer que “no es fácil hacer bien” todo el proceso de quitarse el material de protección.

La mujer se tomaba voluntariamente la fiebre dos veces al día y detectó unas décimas el viernes. Condujo hasta el hospital y en 90 minutos estaba en aislamiento y se le hizo una prueba que dio positivo. Sin esperar a una segunda ronda de pruebas, las autoridades locales iniciaron la descontaminación del apartamento de la mujer y de los alrededores. Una persona cercana a la infectada fue puesta en aislamiento. Pese a la rápida respuesta hay sombras sobre cómo han funcionado las autoridades, que ayer pusieron a todo el personal que trató a Duncan en observación. H