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Análisis global

Así se envía la basura de los países ricos a los pobres

Un estudio alerta sobre el alto flujo de residuos que los países desarrollados mandan hacia las zonas más pobres del planeta

Basurero en Fnideq, Marruecos.

10.000 millones de toneladas anuales; este es el volumen de residuos que genera la humanidad en lo que tarda la Tierra a dar una vuelta al Sol. La cantidad de basura generada por nuestra especie se ha multiplicado un 500% en las últimas tres décadas y, por el momento, todo apunta a que seguirá creciendo durante los años a venir. ¿Pero dónde va a parar este mar de desechos? ¿Y qué sabemos sobre su impacto sobre las personas y el medio ambiente? Según apunta un estudio publicado este mismo martes en la revista ‘Nature’, la parte más preocupante de este océano global de basura es el "desproporcionado" flujo de residuos que los países en vías de desarrollo envían hacia las zonas más pobres del planeta.

"Existe una red internacional de comercio de residuos en la cual los países compran y venden una parte de la basura que generan. La basura de 'más valor', como los residuos electrónicos, se intercambia entre países desarrollados. En cambio, otros tipos de residuos de mayor impacto ambiental acaban en países pobres que, en muchos casos, no tienen capacidad para gestionarlos de manera adecuada", explica Ernesto Estrada, autor de la investigación y científico del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (CSIC-UIB). Según apunta el análisis publicado este martes, actualmente hay 57 países que se encuentran en riesgo medio-alto de congestión de residuos. Es decir, cerca de un tercio de los países de todo el mundo podrían quedar sobrepasados por el volumen de residuos que gestionan.

La gestión de residuos dibuja un mapamundi completamente fraccionado. Por un lado, hay países que se caracterizan por exportar basura, como es el caso de Reino Unido, Nueva Zelanda y Estados Unidos. En el otro extremo de la ecuación, también existen una serie de países que se han convertido en grandes receptores de desechos, como México, India y Uzbekistán. En el terreno medio encontramos estados como España, Holanda, Bélgica y Canadá que, actualmente, destacan como "zonas de equilibrio" en las cuales las importaciones y exportaciones de basura son coherentes con sus capacidades de gestión.

"Uno de los grandes retos que tenemos ahora mismo como humanidad es entender que la basura que generamos en nuestros hogares puede generar un impacto negativo a miles de kilómetros de distancia", reflexiona Estrada. En países como Senegal, explica el experto, la mala gestión de la basura ha provocado la muerte de varios niños por una excesiva exposición al plomo. En Bangladesh, el 'reciclaje informal' de residuos sanitarios como las jeringuillas ha aumentado la incidencia de enfermedades como la hepatitis entre la población.

"La basura que generamos en nuestros hogares puede generar un impacto negativo a miles de kilómetros"

Ernesto Estrada - Científico

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Residuos pandémicos

La inmensa mayoría de basura que se genera en el mundo, explican los autores de este estudio, encaja en tres grandes categorías. La primera, y la más abundante, engloba todos los residuos sanitarios (un tipo de desechos que siempre ha sido abundante y que, según apuntan un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se habría duplicado tras la pandemia de covid-19). La segunda categoría incluye la basura tecnológica (la generada por el uso de aparatos y componentes electrónicos). Y el tercer gran cajón de sastre incluye los residuos domésticos (los derivados de las actividades de los hogares y las ciudades). 

Una mascarilla sanitaria, símbolo de la pandemia de covid-19, aparece tirada en una playa. EPC

También preocupan las 500 millones de toneladas de desechos peligrosos que se producen anualmente en todo el mundo. Sobre todo porque, según señala el estudio, una gran parte de estos van a parar a países en vías de desarrollo que no siempre tienen las capacidades de gestionar adecuadamente estos restos. En México, por ejemplo, se han descrito una decena de vertederos abandonados de residuos peligrosos o ilegales. Algunas estimaciones apuntan a que estos lugares podrían almacenar cerca de 6.000 toneladas de materiales peligrosos, que podrían provocar daños tanto en la salud humana como en el medio ambiente.

"Necesitamos tener una visión más global sobre los flujos de basura para entender de dónde vienen, hacia dónde van y el impacto que pueden tener", comenta José J. Ramasco, coautor de la investigación publicada en 'Nature' y científico de IFISC. "Los países no pueden seguir mirando hacia el comercio de basura como una manera de pasarse la pelota de unos a otros y despreocuparse de qué pasa con estos residuos. Necesitamos cambiar de 'chip' para entender que una mala gestión de los desechos tiene un impacto para todos", añade el científico.

A partir de este diagnóstico, los expertos piden replantear la gestión global de los residuos. Para empezar, según argumenta Estrada, haciendo lo posible para "reducir la cantidad de basura que generamos". Los científicos también reclaman más inversiones para mejorar los centros de gestión de residuos de los países en vías de desarrollo. "Si el mundo va a seguir produciendo basura qué menos que gestionarla de manera adecuada", reflexiona Ramasco.

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