A través de esta corta ruta nos acercaremos al agradable paraje y manantial de San Miguel, y al curioso manantial de los Ojos del Prao, dos de los más caudalosos de los abundantes del término de Viver. Aprovecharemos para pasear un poco más, caminando entre huertas y campos de secano.

Partiremos de la parte alta del pueblo, concretamente de la fuente y parque de Mosén Villar. Salimos por la calle Aguas Blancas, en dirección al albergue de color salmón que distinguimos al fondo (Santa María de Aguas Blancas). Pasamos por dos fuentes, la última es la verdadera de Mosén Villar (la otra y la del parque corresponden al mismo afloramiento).

Unos 50 metros después giramos a la derecha, al lado de un lavadero. Bordeando el albergue por la izquierda, subiremos por las escaleras paralelas al salto de Aguas Blancas, cuyas aguas antaño movían un molino de aceite: el molino de La Señorita. Al llegar a un camino, lo tomamos a la derecha, pasando junto a las instalaciones de acogida del albergue.

Al poco llegamos a una gran balsa nueva de almacenamiento de agua, que bordeamos pasando junto a un gran chopo: en este sitio estuvo ubicada la antigua ermita de San Miguel (orden de los Mínimos), de la que hoy no queda ningún rastro. Unos metros más adelante, antes de unas casetas, tomamos a la derecha una senda entre bancales, que nos lleva zigzagueando al manantial de San Miguel, bello y agradable rincón dispuesto con mesas y paelleros.

Hacia los Ojos del Prao

Desde San Miguel salimos por el camino asfaltado hacia arriba (Oeste); en el primer cruce seguimos a la derecha. Vemos a la izquierda una zona llana que en épocas de lluvia queda inundada: El Balsar, y al fondo en los montes de Ragudo, la presencia de los recientes aerogeneradores.

Antes de llegar a una gran nave (granja de visones), tomamos un estrecho camino a la derecha que nos acerca a la Fuente de la Tejería y a las Masías del Cristo. Cruzamos con sumo cuidado la carretera nacional N-234 (actualmente con escaso tráfico) hacia la Fuente y restaurante del Cristo, y continuamos por el borde de la carretera unos escasos 100 metros hacia el oeste.

Entorno de los Ojos del Prao, en el término municipal de Viver. Mediterráneo

Seguimos a la derecha por un camino de tierra, que al poco cruza la acequia de Magallán (que lleva las aguas de los Ojos del Prao). Al frente vemos el nuevo viaducto de la autovía. Pronto alcanzamos el desvío señalizado para la vuelta a Viver, pero antes de tomarlo, continuamos entre unas paredes de piedra tosca, giramos a la izquierda por un entradero, y llegamos a un bancal donde encontramos los "Ojos del Prao", curiosos agujeros en el suelo, donde brota un caudaloso manantial. Se puede bajar al que está situado más al Oeste. Rogamos se tenga cuidado con el acceso a los mismos.

Regreso a Viver

Para la vuelta a Viver retornamos al cercano desvío señalizado y continuamos por una senda que discurre junto a la Cueva de Cazolón y por estrechos bancales hoy abandonados. Bajamos a otro bancal y seguimos por pistas (atentos en los diversos cruces). Cruzamos de nuevo la acequia de Magallán, continuando por caminos que son en verdad entraderos a campos. Atravesamos zonas con cultivos de palmeras (atípico entre los antiguos cultivos de nogueras o nogales, olivos, almendros y huertas). Al fondo distinguimos las antenas del monte de San Roque.

Pasamos entre unas granjas y junto a las ruinas del Molino Cirilo, donde se ve el salto de agua (aguas de los Ojos del Prao). En un nuevo cruce tomamos a la derecha por camino ya asfaltado, y tras cruzar la carretera por paso inferior, seguimos a la izquierda para llegar pronto a la fuente de Mosén Villar.

Fuente de Mosén Villar. Mediterráneo

Ficha técnica

Longitud: 6 Km.

Horario aproximado: 1.15 horas netas de andar.

Consideraciones: La ruta no tiene ninguna dificultad en cuanto a los caminos. Los dos manantiales afloran al descubierto, por lo que pedimos el máximo respeto y cuidado de sus aguas y entornos.