No hay nada mejor en una profesión que disfrutar con tu trabajo. Y eso es lo que le pasa constantemente a un joven músico segorbino para el que nunca existe el no en cualquier propuesta relacionada con la música.

Sin ir más lejos, la semana pasada, Javier Llopis –es su nombre--, estaba tocando música de jazz en Segorbe con la BigBand Alto Palancia y este pasado fin de semana se ha marchado a Burgos para conseguir el premio al mejor solista en el VIII Festival Nacional de Charangas celebrado en Poza de la Sal, término de Briviesca, que ha vuelto al calendario cultural de la villa tras dos años de parón. 

Jóvenes procedentes de diversos puntos de la provincia de Burgos y de más allá abarrotaron el centro de la localidad y bailaron al ritmo de la música que tocaron las once agrupaciones musicales procedentes de Madrid, País Vasco, Valencia Canarias, Murcia, Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, y Castilla y León.

“Si eres músico, te gusta la calle, te gusta la interacción con el público y en definitiva te gusta la charanga de calidad, Poza es el sitio –señala Llopis--. Desde que llegamos, a un pueblo de 250 habitantes censados (precioso, por cierto), nos encontramos con unas 8.000 personas de toda España (incluido el archipiélago canario) que vinieron a disfrutar de un acontecimiento sin igual, a un festival por y para la charanga, donde el músico se siente como un jugador de primera división al salir al terreno de juego”.

El músico segorbino, que no ha dudado en poner un 10 a la organización y al público, destacaba también a su equipo: “doce guerreros en busca del disfrute personal y musical. La Charanga Los Espontáneos, que representábamos a Aragón en el concurso nacional, con nuestro líder al frente después de 27 años (poca broma), sonó especial, compacta, comprometida, inmersa en la bombonera de Poza… Agradecido me hallo, saboreando cada minuto acontecido, como un niño con los pies descalzos…”.

Llopis agradeció el premio obtenido “al mejor intérprete, solista o como se quiera llamar… alimentando el ego y reconociendo de alguna forma el trabajo, así como indicando que el mensaje, la música, ha llegado al público. Todo ello no sería posible sin el aval de mis compañeros (familia quise decir) y sobre todo sin las facilidades y oportunidades musicales que me brindan para poder desarrollar momentos creativos en directo, mil gracias”.