En esta tercera ruta de la Guerra Civil por Viver abordamos un recorrido por los diferentes restos del conflicto bélico que quedan diseminados por el municipio.

Viver, se convertiría en la primavera-verano de 1938 en objeto de deseo para las tropas Nacionales. La ofensiva que habían comenzado sobre Valencia el 23 de abril anterior, les llevó a mediados de julio hacia las potentes defensas republicanas ancladas en las montañas de Viver.

En su desesperado intento por atravesarlas, se utilizaron las Divisiones Italianas del CTV (Divisiones XXIII de Marzo, Littorio y la Brigada Mixta Flechas Azules) que actuaron de frente, y con el Cuerpo de Ejército del Turia y el Destacamento de Enlace, haciéndolo en sus flancos derecho e izquierdo, respectivamente.

Pese a la potencia del ataque, que contó con la inestimable ayuda de las aviaciones Hispana y Legionaria, las defensas republicanas de Viver, nunca fueron sobrepasadas, hasta el final de la Guerra.

Con posterioridad a los combates, se creó una poderosa línea fortificada que discurría de forma paralela a la línea republicana. El denominador común de esta línea, es la utilización masiva de hormigón armado en los búnkeres que la jalonan.

Los mejores ejemplos de fortificación Nacional en Viver, fueron construidos en el otoño de 1938, cuando el frente ya estaba paralizado, y podemos encontrarlos en el Alto de Ragudo, que es un puesto de mando y un observatorio; en la carretera del mismo nombre, a lo largo de la vía férrea y en posiciones avanzadas como el Alto del Niño.