La iglesia de la Virgen de Gracia de Viver es un imponente conjunto arquitectónico que preside la Plaza del Ángel, siendo el resultado de siglos de historia de este municipio.

Así, parece documentado que en el año 1367 los repobladores cristianos de Viver consagraron una antigua mezquita como iglesia, comprando además una campana para "llamar a los divinos officios a los cathólicos chistianos...”. Un año después, el obispo de Segorbe nombra a mossén Ximeno Rillo como primer vicario de la nueva iglesia erigida en Viver, bajo la invocación y patrocinio de Nuestra Señora.

Imagen exterior de la Iglesia de la Virgen de Gracia de Viver. Mediterráneo

La documentación conservada del siglo XVI atestigua que la iglesia está dedicada a Santa María, pudiéndose deducir de la misma que el edificio presentaba una disposición muy característica de la época, planta rectangular, nave única, crucero no emergente y capillas entre los contrafuertes.

Según consta en una inscripción, hecha por el historiador Francisco Diago, en el año 1608 se construyó adosada a la fachada la imponente torre manierista del campanario, con 25 metros de altura, presenta sólida fábrica y buen trabajo de sillería; de planta cuadrangular, con gran basamento, más tres cuerpos bien definidos, incluido el de las campanas. A finales del mismo siglo, en 1694, se inicia la construcción de la capilla barroca de la Comunión, finalizándose las obras en 1705. Ya en el siglo XIX se amplía el edificio de la parroquia por el aumento de la población, desarrollándose las naves laterales y los cruceros.

Detalle del interior del templo de Viver. Mediterráneo

En el interior, articulando el alzado, la nave central dispone un orden corintio de pilastras estriadas sobre pedestales, friso corrido, amplia cornisa con dentículos, bóveda de cañón y lunetos con ventanas para la iluminación interior. La intersección de la nave y el crucero se cubre con bóveda vaída. Conservan las cubiertas interesantes pinturas murales del siglo XVIII, con escenas de la vida de María, atribuidas al pintor Rafael Posades. Guarda esta parroquia una interesante colección museográfica, ubicada en los bajos de la capilla de la Comunión, con piezas de orfebrería, pintura y escultura. Es digna de reseñarse la pila bautismal de 1568.