Se ha conseguido. El ser humano ha sido capaz de romper la barrera de las dos horas en correr un maratón. La hazaña lo ha sido tanto por hacer historia deportiva, como por el desarrollo del proyecto Ineos.

En atletismo, un deporte caracterizado por la sencillez, pues con unas zapatillas y un equipamiento deportivo es suficiente para poder correr, se ha puesto a disposición de la más alta tecnología, propia de otros deportes como la Fórmula 1.

Nada se dejó al azar, el recorrido debía ser el apropiado, las condiciones meteorológicas las idóneas, la ropa especial y las zapatillas utilizadas todo un mundo por descubrir. Incluso 41 liebres estuvieron a disposición de Eliud Kipchoge para acompañarle durante el recorrido, un láser que marcaba exactamente los tiempos...

Reconocer límites y cuerpo

Parece que con esta nueva tecnología se abra un mundo de posibilidades, en el que a partir de ahora se vayan a correr maratones por debajo de las dos horas con facilidad, y que con las famosas y controvertidas zapatillas no homologadas, todos los atletas vayan a correr con más holgura y realizar marcas extraordinarias. La realidad es que no será así.

Quiero referirme y hacer hincapié en que el principal elemento que todo atleta ha de contemplar es trabajo, trabajo y trabajo. Conocer sus límites y conocer su cuerpo, ser realista con lo que un corredor puede y no puede hacer, y no entrar en el juego de que únicamente el pensamiento positivo y las verbalizaciones poéticas bastan para conseguir aquello que uno se proponga.

Desde que Kipchoge consiguió bajar de las dos horas, he escuchado aquello de «no existen límites», «si quieres hacerlo, puedes hacerlo», «sueña en grande», «todo es posible» y un sinfín de frases hechas, que están muy bien y son motivadoras, pero que no son una varita mágica. Hay que trabajar, hay que esforzarse, hay que ponerse en manos de profesionales, hay que cuidarse tanto el cuerpo como la mente, es decir, de lo que dice el propio Kipchoge de que «no existen límites», mi profesión y mi experiencia profesional dicen, sin duda, que sí que los hay.

Me preocupa la cantidad de zapatillas tipo Kipchoge que se están vendiendo, y que el corredor o el atleta popular piense que puede conseguir lo que se proponga, sin ser sensato y prudente. Yo recomiendo que para no caer en la tentación de sobrepasarnos, cada atleta se realice una prueba de esfuerzo donde midan sus parámetros físicos, que se ponga a las ordenes de un entrenador que domine la materia y que a partir de estas premisas diseñe y tenga claro cuáles son sus límites.

*psicóloga deportiva

@mvallsbarbera