El desconocimiento, la falta de material de protección, el incansable goteo de infectados y las ‘situaciones de guerra’ llevaron hasta la extenuación a los sanitarios españoles durante la primera ola. Y prácticamente no se habían recuperado del impacto físico y mental cuando los datos de contagios comenzaban a anunciar la segunda ola de coronavirus. Y ahora, otra vez, entran en la tercera, que todavía tiene peor pinta.

El desgaste físico para el colectivo de sanitarios ha sido absoluto. Pero su salud mental también se ha visto profundamente afectada. Según los datos recogidos en dos estudios realizados a través de encuestas a profesionales (estudio MINDCOVID) “casi la mitad de los profesionales sanitarios de España tienen un alto riesgo de sufrir un trastorno mental después de la primera ola de la pandemia de la COVID-19”. Además, un 3,5% presenta pensamientos persistentes de suicidio.

Más de 9.000 sanitarios han respondido de forma anónima a preguntas sobre su trabajo durante la primera ola de la pandemia, sobre sus relaciones familiares y el impacto personal de la COVID-19.

“Los datos de la primera ola de la pandemia indican una prevalencia de problemas de salud mentales discapacitantes en los sanitarios españoles mucho más alta que la esperada” asegura Jordi Alonso, autor principal del estudio, director del Programa de Epidemiología del IMIM-Hospital del Mar y subdirector científico del CIBERESP.

El 80% de los encuestados, según el estudio, publicado en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental, estuvieron involucrados directamente en el cuidado de pacientes COVID-19. De ellos, el 43% estuvieron en contacto permanente con los afectados por la enfermedad.

Los datos sobre los sanitarios infectados por el SARS-CoV-2 son públicos, pero la encuesta de la que hablamos señala que el 17,4% de los encuestados contrajo la enfermedad y 112 tuvieron que ser ingresados.

Como resultado de su contacto diario con el virus, en el 13,4% de los casos algún miembro de la familia directa de los sanitarios resultó infectado y en 1 de cada 4, el profesional tuvo que confinarse o quedar en cuarentena.

En cuanto a la salud mental del personal médico antes de la pandemia, 4 de cada 10 señalaron haber sufrido algún trastorno mental previo. Esto supone un riesgo mayor de recaer a causa de la Covid-19.

Como resultado de la crisis pandémica la evaluación psicológica de los encuestados no ofrece datos muy halagüeños. Los datos que arrojan estos dos estudios son rotundos: el 45,7% de los sanitarios españoles, casi uno de cada dos, presentan riesgo alto por algún tipo de trastorno mental y requieren una evaluación profesional para determinar si padecen un trastorno psicológico.

Además, 1 de cada 7 ya ha sido diagnosticado. De hecho, el 28,1% padece depresión, el 22,5% trastorno por ansiedad, casi 1 de cada 4 siente pánico, el 22,2% estrés postraumático y un poco más del 6%, abuso de substancias.

Víctor Pérez, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) señala que “los resultados del estudio no nos sorprenden, pero nos preocupan. Atendimos a muchos sanitarios con estrés agudo, agotamiento y ansiedad. Especialmente, aquellos que ya habían experimentado anteriormente problemas de salud mental”.

Por sexos, son las mujeres jóvenes, solteras y no nacidas en España las que presentan un mayor impacto psicológico. Casi todas ellas pertenecen al colectivo de auxiliares de enfermería.

En concreto, 2 de cada 3 auxiliares sufren riesgo alto por trastornos mentales, a las que se suman la mitad de las enfermeras. A la vez, hay una prevalencia más elevada en aquellos profesionales expuestos a pacientes COVID-19, y entre aquellos que han sufrido la enfermedad o que han tenido familiares infectados.

Y como no podía ser de otra forma, los trastornos mentales son más habituales entre los sanitarios más expuestos a los pacientes con Covid-19, entre los que han sufrido la enfermedad y entre los que han tenido infectados en su núcleo familiar.

Tendencias suicidas

Si ya es preocupante la alta prevalencia de los trastornos mentales entre los sanitarios, no lo es menos el porcentaje de sanitarios que han tenido o tienen tendencias suicidas.

Según el estudio MINDCOVID, la ideación suicida activa (presencia de deseos de muerte y de pensamientos persistentes de quererse matar) afectó al 3,5% de los sanitarios encuestados durante la primera ola de la pandemia.

Es más, se han detectado intentos de suicidio en el 0,1% de los profesionales sanitarios encuestados. “Esto es preocupante, sobre todo debido al riesgo ya aumentado de suicidio entre los profesionales sanitarios antes de la aparición de la pandemia. El estudio MINDCOVID demuestra que este aumento del riesgo de ideación suicida se explica en parte por la presión sufrida por los centros sanitarios en términos de coordinación y personal durante la primera ola”, según Philippe Mortier, investigador postdoctoral del IMIM-Hospital del Mar, del CIBERESP.

Ante estos datos, los expertos concluyen que es necesario prestar una especial atención al riesgo de que estos problemas persistan, más aún cuando todo indica que estamos entrando en la tercera ola de infecciones por SARS-CoV-2.

Así, los autores de los estudios recomiendan una monitorización a los profesionales sanitarios con trastornos mentales previos, así como aquellos con una exposición elevada a pacientes con COVID-19, que hayan sufrido la infección o hayan estado en confinamiento, con especial atención a las auxiliares de enfermería.

Además, es importante, y así lo subrayan los encargados de estos estudios, que toda la sociedad haga todo lo necesario para evitar que aumenten los contagios y así no volver a la situación de desbordamiento de los centros sanitarios que se produjeron durante la primera ola.

El estudio MINDCOVID es un proyecto que se inició el pasado mes de mayo para analizar la salud mental de los trabajadores sanitarios, y que recoge los resultados de las encuestas realizadas entre los profesionales de 18 centros hospitalarios de seis comunidades autónomas (Andalucía, el País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana).

El proyecto ha sido liderado por investigadores del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), así como médicos del Hospital del Mar.