¿Puede el SARS-CoV-2 infectar el sistema nervioso central?, ¿Cuáles son los principales síntomas neurológicos que se han detectado en pacientes COVID-19?, ¿Qué secuelas neurológicas puede dejar el SARS-CoV-2 en los pacientes que han superado el COVID-19?

Estas son algunas de las principales preguntas a las que tratan de dar respuesta los expertos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que se acaban de reunir virtualmente con la participación de más de 70 sociedades científicas españolas.

Respecto a la capacidad del coronavirus de infectar al sistema nervioso, el doctor Pere Cardona Portela, neurólogo del Hospital Universitari de Bellvitge, señala que «uno de los aspectos que más preocupaba y que hemos tratado a lo largo de estos meses de pandemia es que pudiese haber una invasión directa del virus en el sistema nervioso. Pero con lo que sabemos hoy podemos considerar que eso es algo meramente anecdótico y muy poco probable».

Y al respecto, comenta el doctor Jesús Porta Etessam, neurólogo del Hospital Clínico San Carlos y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología:

«Al principio de la pandemia, uno de nuestros mayores temores era que el SARS-CoV-2 fuera capaz de entrar con facilidad en el sistema nervioso central, por las serias complicaciones que esto podría suponer en los pacientes. Pero los casos que ha habido son excepcionales. En todo caso estas manifestaciones indirectas en algunos pacientes, han sido de especial gravedad y la sintomatología neurológica ha estado muy presente en los enfermos de COVID-19».

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Principales síntomas neurológicos de la Covid-19

Entonces, ¿Cómo ha llegado?

«En los pocos casos en los que se ha detectado presencia del virus en células del sistema nervioso central, éste parece haber podido invadir el sistema por tres vías distintas: la olfatoria, el líquido encefalorraquídeo o por el torrente sanguíneo», explica el doctor Cardona Portela.

Uno de los últimos estudios que se han realizado hasta la fecha señala que el 60% de los pacientes hospitalizados por Covid-19 tuvieron síntomas neurológicos, aunque en el 85% de los casos estos síntomas fueron leves e inespecíficos.

A lo largo de estos meses se han reportado en pacientes con COVID-19 numerosos síntomas neurológicos como dolor muscular, encefalitis, encefalopatías, mielitis, crisis epilépticas, neuropatías… Pero los más reseñables son:

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Anosmia, o pérdida de olfato

En el caso de la anosmia, los expertos en neurología han observado que, además de ser un síntoma de buen pronóstico, es uno de los síntomas más habituales en personas jóvenes, en mujeres y en pacientes con algún tipo de afección neurológica previa.

Y cuando la pérdida de olfato se prolonga más en el tiempo se cree que podría deberse a la neurodegeneración producida por mecanismo de defensa que las neuronas sensitivas-olfativas ponen en marcha para evitar que el SARS-CoV-2 invada el sistema nervioso central.

En todo caso, los pacientes se suelen recuperar de esta pérdida de olfato entre quince días y dos meses después de la infección, si bien en algunos casos esta recuperación puede llevar hasta 3 años.

Si además de anosmia el paciente desarrolla parosmia (distorsiones en el sentido del olfato, generalmente mal olor) quiere decir que su pronóstico va a ser bueno.

Cefaleas, similares a la migraña

Respecto a la cefalea, se ha descrito un tipo de dolor de cabeza muy específico y asociado al virus:

• Se siente como una opresión en la cabeza

Empeora con la actividad y los movimientos de cabeza

Despierta por la noche a un 33% de los pacientes

• En ocasiones se acompaña de hipersensibilidad a la luz, a los ruidos…

Es por lo tanto una cefalea que se parece a la migraña, aunque los pacientes que ya padecían migraña la identifican claramente como un dolor de cabeza distinto. Los neurólogos piensan que la causa de estas cefaleas puede deberse a la ya nombrada tormenta de citoquinas.

Dolor de cabeza crónico

Pero hay más, y es que según los expertos entre un 10 y un 20% de los pacientes de Covid-19 que tuvieron dolor de cabeza durante la enfermedad pueden desarrollar una cefalea crónica, es decir, que generan dolor de cabeza más de 15 días al mes. Los expertos todavía están analizando los factores que pueden predisponer a la cronificación.

Ictus y trombosis

Menos frecuente, pero mucho más graves, son los casos de ictus que se han dado en pacientes Covid-19. Diversos estudios ya señalan que, en pacientes hospitalizados por coronavirus, existe un incremento de riesgo de ictus de un entre un 1 y un 2% en el caso de ictus isquémicos y de un 4% en las trombosis venosas cerebrales.

«En nuestro centro, el 1,4% de pacientes con COVID-19 ingresados desarrollaron ictus y con peor pronóstico, ya que el 74% de los supervivientes desarrollaron discapacidad funcional. Y la mortalidad alcanzó al 35% de nuestros pacientes, que es un porcentaje mucho más alto de lo que habitualmente manejamos», explica el doctor Francisco Hernández Fernández, neurólogo del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete.

Similar es lo que ha ocurrido en el Hospital de Bellvitge, donde el 26% de los casos de ictus que se atendieron durante los primeros meses de la pandemia se produjeron en pacientes con Covid-19.

Secuelas neurológicas

Un reciente estudio realizado en España señala que el 51% de pacientes que ha sobrevivido a la Covid-19 han desarrollado secuelas que pueden prolongarse incluso 12 meses.

En lo que a las secuelas neurológicas se refiere el porcentaje de pacientes se sitúa en el 12%. Y son la cefalea y los problemas cognitivos (la llamada “niebla mental”), las molestias post-covid más referidas.

También son muy habituales otras secuelas no exclusivamente neurológicas como pueden ser la fatiga, o el dolor muscular, o los trastornos del sueño, que pueden afectar a más del 50% de los pacientes que han pasado la enfermedad.

Niebla mental

Con respecto a los problemas cognitivos, la llamada niebla mental, los neurólogos explican que «no es algo nuevo ya que con anterioridad se había observado en pacientes con dolores crónicos o en personas que padecen depresión o ansiedad. Pero también se está estudiando la posibilidad de que en algunos casos se deba a una disfunción mitocondrial producida por el virus o que haber padecido la enfermedad haya acelerado procesos en personas que probablemente en un futuro hubieran desarrollado algún tipo de enfermedad neurodegenerativa», detalla Porta.

Por otra parte, los expertos señalan la posibilidad de que, en un futuro, muchos de los pacientes que han estado en la UCI, en la UVI o con síntomas graves de COVID tengan una reducción en la reserva neuronal que les provoque problemas neurológicos de distinta sintomatología.