Se trata de pasar largos períodos de tiempo sin ingerir alimento alguno. Si acaso alguna infusión o algo de agua, pero nada más que eso. Eso es el ayuno intermitente.

Un «patrón alimentario» que ha cogido mucho peso en los últimos meses para tonificar, limpiar y mejorar el rendimiento del organismo.

Siempre controlado por un profesional y nunca orientado únicamente a la pérdida de peso.

Una teoría que parece tener múltiples beneficios según los expertos: «Es el arma adecuada en las manos adecuadas. Una buena forma de ayudar a nuestro organismo a eliminar desechos acumulados. Es fundamental el control y el seguimiento», señala Daniel Pérez, dietista-nutricionista y cofundador de la escuela de alimentación saludable Wabi Sabi.

A pesar de todo esto, los mismos expertos reconocen la falta de desarrollo de estudios científicos que nos hablen de los beneficios o contraindicaciones a largo plazo del ayuno intermitente.

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De lo que sí empieza a haber estudios es de cómo afectará a las generaciones futuras, y según la ciencia, las conclusiones no son positivas.

La investigación, que ha sido publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, ha basado su estudio en el comportamiento de los gusanos del tipo Caenorhabditis elegans, y en los efectos que el ayuno por tiempo limitado tenía en su vida útil y reproductiva y en la evolución de las siguientes tres generaciones.

«Sabemos que la ingesta reducida de alimentos aumenta la esperanza de vida en muchos animales y puede mejorar potencialmente la salud en los humanos. Sin embargo, se sabe poco sobre los efectos a largo plazo de reducción de la ingesta de alimentos, incluido el ayuno por tiempo limitado, en descendientes lejanos», señala el doctor Edward Ivimey-Cook, investigador principal y miembro de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UEA.

Los efectos futuros del ayuno intermitente en las futuras generaciones

El análisis se hizo sobre un grupo de más de 2.500 gusanos que fueron divididos en cuatro generaciones.

Gusanos, concretamente, del tipo Caenorhabditis elegans.

La primera generación se encuadró en una dieta de comer todo lo que quería, unido a un período de ayuno; mientras que el resto de generaciones fueron sometidas a dietas de alimentación completa, unas, y de ayuno, otras.

La intención era descubrir qué sucedía cuando el ayuno intermitente se mantenía de un modo sostenido en el tiempo durante varias generaciones.

Se realizaron, para comprobarlo, análisis sobre la reproducción y la longevidad.

A pesar de que en algunos casos aumentó el rendimiento reproductivo de parte de la descendencia, en términos generales, y cuando las siguientes generaciones tenían acceso ilimitado a alimentos a demanda, se confirmó que el ayuno reducía el rendimiento de forma notable.

Aunque se utiliza para promover un envejecimiento saludable, los efectos a largo plazo del ayuno intermitente, como demuestra la investigación de la Universidad de East Anglia, se dejan notar en múltiples vías moleculares que se conservan evolutivamente.

Éstas van viendo mermado su desempeño con el paso del tiempo y al heredarse de generación en generación.

Según el equipo investigador y a la luz de los resultados, «debemos considerar cuidadosamente los efectos a largo plazo del ayuno cuando tratamos de seguir estilos de vida saludables porque el impacto perjudicial solo puede manifestarse en generaciones distantes».

No seremos nosotros quienes comprobemos sus efectos si no que podrían ser nuestros nietos o nuestros bisnietos.

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En qué consiste el ayuno intermitente

Hasta que la ciencia confirme sus efectos negativos en nuestros descendientes, y si está usted pensando en poner en marcha el ayuno intermitente, es importante dejar claro que no se trata de un método de pérdida de peso si no que es un «patrón alimentario que consiste en un período de ingesta y otro de ayuno», señala Daniel Pérez.

Existen diferentes tipos, en función del tiempo que se ayune, pero el más común es el conocido como 16-8, que diferencia entre las 16 horas de ayuno y una ventana de ocho horas para la ingesta de alimentos.

El dietista-nutricionista Daniel Pérez insiste en que «con una buena planificación puede ayudarnos a mejorar nuestro organismo, pero es fundamental basarlo en una correcta alimentación: proteínas, hidratos de carbono de calidad, verduras y fibra. Si está mal planteado acabará provocando el efecto contrario generándonos ansiedad y haciendo que comamos alimentos saciantes, pero sin beneficio nutricional».

Una corriente que está cada vez más de moda, que debe ser vigilada y planificada por expertos en la materia sobre la que se empiezan a arrojar resultados sobre cómo podrá afectar a las generaciones venideras.