La pandemia de coronavirus ha provocado un giro radical hacia la vida virtual. En este contexto, las videollamadas se han convertido en el principal medio de comunicación, tanto para el trabajo como para socializar.

Lo que inicialmente parecía una ventaja, ya no lo es tanto. Y es que algunas personas podrían estar desencadenando nuevas inseguridades al ver en exceso su rostro.

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Esto es lo que señala un estudio de la Universidad de Harvard junto con la ayuda del Hospital General de Massachusetts.

Los expertos confirman que, debido a este problema, han aumentado los pacientes que buscan procedimientos estéticos para mejorar su apariencia.

Una pandemia de dismorfia

Para extraer los resultados de este estudio, se realizó un cuestionario a un total de 134 dermatólogos.

En él se preguntaba a los expertos sobre las consultas estéticas durante la pandemia y si sus pacientes habían citado el uso de videollamadas como una razón para buscar atención médica.

Un total de 76 dermatólogos (56,7%) notificaron un aumento de pacientes que buscaban consultas estéticas y 114 (86,4%) afirmaron que sus pacientes citaron las videollamadas como razón.

Los encuestados explicaron que las preocupaciones más comunes de los pacientes eran las arrugas de la parte superior de la cara (77%).

Le seguían las ojeras (64,4%), las manchas oscuras del rostro (53%) y la flacidez del cuello (50%).

Cuando se les preguntó acerca de los procedimientos estéticos más solicitados desde que comenzó la pandemia, el 94% de los dermatólogos señalaron el bótox.

También mencionaron que un gran número de pacientes solicitaban inyecciones de relleno dérmico (82,3%) o tratamiento con láser (65,4%).

Las cámaras engañan

Los investigadores destacan que los principales objetivos de estos pacientes eran conseguir que su nariz fuera más pequeña y sus ojos más grandes.

Tiene mucho sentido cuando se explica la forma en la que las cámaras frontales modifican la apariencia.

Estas hacen que las cosas más cercanas a la lente -como la nariz- parezcan más grandes y las que están más lejos -como los ojos- más pequeñas.

Un estudio de 2018 encontró que un retrato a 30 centímetros de distancia aumenta el tamaño de la nariz en la fotografía un 30%, en comparación con una imagen tomada a 1,5 metros.

Por tanto, con cámaras web que graban a distancias focales más cortas, el resultado es una cara más redondeada, con una nariz y una frente más ancha.

Los expertos explican que esta imagen distorsionada en la pantalla es la que lleva a los pacientes a desarrollar pensamientos negativos sobre su físico.

Además, añaden que estos pacientes, a pesar de buscar procedimientos estéticos, rara vez están satisfechos con los resultados y terminan en un ciclo de auto insatisfacción.

El importante componente psicológico

Los médicos disponen de muchas herramientas para mejorar el aspecto de una persona hoy en día, pero asegurarse de que esas técnicas se utilizan en las circunstancias adecuadas es crucial.

«Es importante, como médicos, que abordemos los diferentes aspectos de lo que podría estar pasando para saber cuándo animar a alguien a hablar con un profesional de la salud mental o a obtener el apoyo que necesita», explica Shadi Kourosh, autora principal del estudio, en Dermatology Times.

Dejando de lado los inyectables y la cirugía, esta experta proporciona algunos consejos menos invasivos que podemos hacer para sentirnos mejor con nuestro aspecto en la pantalla.

Una buena iluminación frontal puede ayudar, al igual que mantener una distancia mayor con la cámara o elevar nuestro monitor para que no esté más bajo que nuestra cara.