Un embarazo produce una revolución hormonal, y fruto de ella pueden aparecer problemas en el correcto funcionamiento de la insulina, encargada de que la glucosa entre en las células del cuerpo para utilizarla como fuente energía, y como consecuencia se eleven los niveles de azúcar en la sangre de la embarazada.

Es lo que se conoce como diabetes gestacional, que según la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio, afecta aproximadamente al 12% de las embarazadas en España.

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Además, este porcentaje se va elevando con el paso de los años como consecuencia de diversos factores, entre los que destacan la mayor tasa de obesidad en la población y la edad más avanzada de las gestantes.

Y aunque pueda parecer un asunto menor y transitorio, está científicamente demostrado que la diabetes mellitus gestacional se asocia a diversas complicaciones tanto durante la gestación como en el post parto.

El tratamiento de las pacientes que padezcan una diabetes mellitus gestacional puede reducir el riesgo de presentación de estas complicaciones.

Factores de riesgo y diagnóstico

Todas las embarazadas son sometidas durante su gestación a las pruebas necesarias para medir el nivel de azúcar en sangre, en concreto entre la semana 24 y 28 de embarazo.

Pero en mujeres que, por tener factores de riesgo para la aparición de la diabetes, el seguimiento debe ser mayor.

Así, desde la Fundación para la Diabetes insisten en que la diabetes gestacional debe ser descartada desde el primer trimestre en caso de la embarazada:

Ahora mismo si estás embarazada y tienes que hacerte la prueba de azúcar, te pueden someter a dos tipos de procedimientos:

Diagnóstico en dos pasos:

La gestante ingerirá 50 gramos de glucosa y pasada una hora se le miden los niveles de azúcar en la sangre. Si están por encima de 139 mg/dl, se realiza una nueva prueba en la que la embarazada debe tomar 100 gramos de glucosa.

Tras ello, se le medirá la glucemia pasada una hora, dos y a las tres horas. Si se tienen dos o más valores iguales o superiores a 95, 180, 155 y 140 mg/dl (a las 0, 1, 2 y 3 horas, respectivamente) se diagnostica diabetes gestacional, explican desde la Fundación para la Diabetes.

Diagnóstico en un solo paso:

El estilo de vida recomendado consiste en practicar ejercicio, aunque siempre dentro de lo que permitan los obstetras, y seguir una dieta en la que va a ser especialmente recomendable el repartir los hidratos de carbono a lo largo del día.

Cómo se trata la diabetes gestacional

Una vez diagnosticada, el objetivo del tratamiento es controlar los niveles de azúcar en sangre de la embarazada y de esa manera, evitar las consecuencias que ya hemos visto.

Para ello los especialistas van a contar con dos herramientas esenciales: la alimentación, el ejercicio físico y, por supuesto, el control de los niveles de glucosa. En algunos casos incluso puede ser necesario que la mujer tenga que administrarse insulina.

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El primer aspecto que señala la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) es introducir cambios en la dieta, tanto en cuanto al número de calorías, como a la manera que distribuimos la alimentación a lo largo del día.

Deben ser especialistas en ginecología o nutrición los que determinen la cantidad de calorías máximas que se deben consumir en cada caso. Aunque la SEGO sí que propone una serie de recomendaciones generales para mantener el azúcar controlado:

Como en cualquier tipo de diabetes, el ejercicio es esencial para controlar los niveles de azúcar en la diabetes gestacional. La intensidad y cantidad de ejercicio dependerá de cada caso, pero como recomendación general la SEGO indica caminar 30 minutos diarios.

Por último, está el recurso a la insulina. Los obstetras estiman que un 15% de las mujeres con diabetes gestacional no logran reducir sus niveles de azúcar modificando su dieta y realizando ejercicio, así que necesitan ser tratadas con insulina.

Una vez que se produce el parto, lo más habitual es que la diabetes desaparezca. Para asegurarse de que esto realmente es así, los especialistas realizarán entre 6 y 12 semanas después del parto, o poco después de finalizar la lactancia, una nueva prueba de glucosa para confirmarlo.

La diabetes gestacional es solo una de las patologías o condiciones que pueden afectar a las mujeres embarazadas. De hecho, según comenta la doctora Blanca Montero San Martín, miembro del Grupo de Residentes y Jóvenes Científicos de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio y del Laboratori Clínic ICS del Hospital Universitari Arnau de Vilanova, Lérida, «al igual que se observa un aumento de diabetes mellitus gestacional debido al aumento de la edad materna, también se ha observado una mayor prevalencia de Síndrome de Down, 1 caso cada 450 nacidos vivos. Asimismo, otras aneuploidías con elevada prevalencia son la trisomía del cromosoma 13 (Síndrome de Patau) y la trisomía del cromosoma 18 (Síndrome de Edwards) con prevalencias en torno a 2,25 casos por 10.000 y 6,86 cada 10.000, respectivamente».