La configuración de nuestras ciudades, el tipo de urbanismo y arquitectura que ha conquistado el mundo en las últimas décadas, ha ayudado a que nos alejemos de la naturaleza. Una desconexión con lo que fuimos y lo que en el fondo somos, que está afectando de manera decisiva, según la ciencia, a la salud mental de nuestros jóvenes de todas las edades y de todo el mundo.

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Así lo demuestra la última investigación publicada por la University College de Londres (UCL) en colaboración con el Imperial College London School of Public Health (ICLSPH).

Investigadores científicos de ambas organizaciones británicas han confirmado, tras realizar un estudio sobre más de 3.500 niños y jóvenes de entre nueve y quince años, cómo aquellos que viven en las ciudades y sin relación alguna con la naturaleza, tienen mayores problemas emocionales y fallos en el desarrollo cognitivo.

Es en esa edad, entre los nueve y los quince años, cuando el pensamiento, el razonamiento y la comprensión de los seres humanos acaba por desarrollarse.

Diversos estudios y profesionales de la psicología señalan a esa época como clave en la formación de la personalidad de los seres humanos.

Ahora, el estudio británico que ha sido publicado en la revista científica Nature Sustainability ha confirmado que los alumnos de escuelas británicas más vinculadas con la naturaleza destacan en desarrollo cognitivo y salud mental con respecto al resto de sujetos analizados.

«Se ha confirmado que los beneficios de los entornos naturales a la salud mental de los jóvenes son comparables a los antecedentes familiares», profesora Mireille Toledano, directora del Centro Mohn para la Salud y el Bienestar Infantil e Investigadora, miembro del Centro MRC para el Medio Ambiente y la Salud e investigadora principal del estudio.

Mayor desarrollo cognitivo gracias a los espacios naturales

Para poder establecer el contexto correcto, saber que la investigación acota esos entornos o espacios naturales diferenciales en zonas verdes y zonas azules.

Las primeras se refieren a bosques y parques mientras que las segundas hablan de ríos, mares y lagos, de menor influencia en Londres, la ciudad del estudio.

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La exposición de cada alumno a estos espacios se ha podido determinar gracias al uso de información satelital que vinculaba o no el hogar y la escuela de los pequeños con ríos, bosques, praderas…

Una vez establecidos los parámetros clave de la investigación y estudiados y analizados los datos, los científicos han podido confirmar que aquellos jóvenes que se mueven diariamente más cerca de esos espacios naturales tienen un 16% menos de probabilidades de sufrir problemas emocionales o de comportamiento.

El estudio ha sido realizado sobre más de 3.500 jóvenes y durante un período de tiempo de cuatro años -entre 2014 y 2018- en el área metropolitana de Londres.

Reino Unido y su lucha contra los problemas de salud mental de los más jóvenes

Actualmente, y según cifras oficiales, se estima que, en Londres, entre los niños y niñas de cinco a dieciséis años, hay uno de cada diez pequeños (10%) que sufre enfermedades o problemas referidos a la salud mental.

Afecciones que se acaban trasladando también a la edad adulta.

Con los datos en la mano, de la realidad social del país y del estudio realizado, los investigadores invitan a la reimaginación de la planificación de las ciudades.

«Estos hallazgos contribuyen a nuestra comprensión de los tipos de entornos naturales como un factor protector importante para el desarrollo cognitivo y la salud mental de un adolescente y sugieren que no todos los tipos de entornos pueden contribuir por igual a estos beneficios para la salud», indica el doctorando, y autor principal del estudio, Mikaël Maes, investigador de la University College de Londres y el Imperial College London School of Public Health.

Espacios verdes, salud mental y confinamiento

Existen multitud de estudios previos al publicado en Nature Sustainability que evidencia la relación entre una mejor salud mental gracias a la exposición a los espacios verdes.

Una buena muestra de ello es cómo se sufrieron los confinamientos más severos de 2020 por culpa de la pandemia de COVID-19 en España.

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Así lo confirma el estudio realizado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), en colaboración con el Instituto de Salud Pública de la Universidad de Oporto (Ispup), y que ha sido publicado en la revista científica Enviroment International.Enviroment International

Las zonas verdes, tanto en el campo como en la ciudad, redujeron el impacto de los confinamientos y los niveles de estrés generados por ellos.

Tanto españoles como portugueses analizados mostraron una clara relación entre exposición a la naturaleza y mejor salud mental.

Y es ahí donde para la ciencia entra, de nuevo, la necesidad de replanificación de nuestras ciudades: «Nuestro estudio es especialmente importante para ciudades como Barcelona, donde los edificios de nueva construcción raramente tienen balcones o espacios comunitarios con vegetación», señaló la investigadora de ICTA-UAB Margarita Triguero.

Es fundamental para los investigadores españoles, portugueses y británicos, como indica la profesora Triguero, «revaluar cómo las remodelaciones o nuevas viviendas pueden ser espacios más saludables, que promuevan y prevengan la salud de las personas que los habitan».