Desodorante, perfume o detergente… Son productos que usamos en nuestro día a día y que, aparentemente, son inofensivos. Sin embargo, para un porcentaje -cada vez mayor- de la población oler un ambientador o echarse crema facial les provoca una reacción inmediata sobre su organismo.

Es lo que se conoce como Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Una “intolerancia a las sustancias químicas que son tolerables en otras personas”, como nos ha contado María López, presidenta de la Asociación SFC-SQM de Madrid.

Los pacientes afectados por Sensibilidad Química Múltiple han visto como sus síntomas se han agravado durante la pandemia del coronavirus, como nos ha recordado López en una entrevista telefónica.

“Al principio fue terrorífico, porque se desinfectaban hasta las calles. La gente tuvo que aislarse en sus casas, sin poder salir a la calle”.

Desde la Asociación SFC(Síndrome de la Fatiga Crónica)-SQM tuvieron que poner en marcha una campaña, en los peores meses de la pandemia, para que los Ayuntamientos informaran a sus vecinos de cuándo desinfectaban las vías públicas.

El uso de estos productos químicos dificultaba, aún más, el día a día de los afectados por esta enfermedad.

Situación que no ha desaparecido un año y medio después del comienzo de la pandemia. El simple hecho de desinfectarse las manos antes de entrar en un establecimiento, y que todos tenemos que hacer, a los pacientes de SQM les supone reacciones que reacciones diversas.

“Ha sido bastante desesperante. Hemos tenido gente con auténticos brotes, aunque pocos con COVID, porque han estado aislados”, señala María López, quien hace hincapié en el aumento de consultas sobre la enfermedad.

“Ha habido un aumento de casos, gente que nos llama o escribe. Sobre todo, sanitarios, que creen que han sido por las desinfecciones que se han hecho en centros de salud u hospitales”.

SQM, en España

SQM, en España No hay estudios epidemiológicos en España, aunque las investigaciones realizadas en otros países europeos podrían indicar que la SQM afecta a un 2,5% de la población en los diferentes grados de la enfermedad.

La Sensibilidad Química Múltiple está reconocida en nuestro país desde septiembre de 2014.

La enfermedad está incluida en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), sistema con el que Sanidad cataloga y codifica los diagnósticos como intolerancia ambiental idiopática.

El Hospital Clinic de Barcelona ha elaborado la clasificación SANOXA de la Sensibilidad Química Múltiple:

Las mascarillas, un accesorio que ya conocían antes de la COVID

Las mascarillas, un accesorio que ya conocían antes de la COVID El 20 de mayo de 2020, dos meses después de la declaración del Estado de Alarma, el BOE publicaba la obligatoriedad de usar mascarilla si no se podía mantener la distancia personal.

Una medida que para la mayoría de nosotros a realizar nuestras tareas cotidianas (ir a trabajar, colegio o hacer la compra) con este elemento de protección. Sin embargo, para los pacientes con Sensibilidad Química Múltiple no era nuevo.

“Uno de los problemas que hemos tenido durante la pandemia es que prohibieron las mascarillas con válvula. Normalmente, los afectados utilizan mascarillas de uso industrial, que son las mismas que usan los trabajadores para no inhalar productos tóxicos”, nos cuenta López.

“A nosotros, en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, nos dijeron que usáramos la quirúrgica encima de la mascarilla con válvula”, asegura.

La presidenta de la asociación también hace hincapié en la dificultad para encontrar este tipo de mascarillas: “Hemos tenido que hacer pedimos al por mayor porque la mayoría de las fábricas se han puesto a hacer mascarillas quirúrgicas y FFP2”.

Pequeños avances

Pequeños avances En la actualidad no hay tratamiento para la Sensibilidad Química Múltiple. Evitar la exposición a los productos químicos es el único remedio para los pacientes de esta enfermedad.

En la medicina privada sí hay suplementos para reducir la sintomatología: “Pueden tomarse vía oral o venosa. No te curan, pero si te mejoran muchísimo. El problema es cuando la enfermedad debuta y se generaliza, porque es complicado crear un espacio limpio”.

Además, en varias regiones se han creado protocolos hospitalarios de carácter oficial. Un ejemplo es Andalucía, Galicia o la Comunidad de Madrid. El personal sanitario se preparará para atender a estos pacientes: equipo de protección individual, un box de aislamiento -si es posible- y consenso con el personal de limpieza.

Para adaptar la atención, hay algunos productos alternativos sugeridos. En lugar de usar alcohol, los sanitarios pueden utilizar perióxido de hidrógeno y povidona yodada (Betadine), cinta de papel en sustitución de cinta adhesiva o agua en botella de vidrio en lugar de plástico.

Según este protocolo madrileño, síntomas del SQM son variados: cefalea, mareo, fatiga, dolor torácico o irritación.

Por eso, es importante saber identificar estos signos para no confundir con otras patologías como alergias o falta de vitaminas. Así, podrá informar a su médico para un adecuado diagnóstico.