Unos 3 millones de españoles sufren asma y 1,5 dermatitis atópica. Aparentemente son patologías que nada tienen que ver. Pero no es así. Ambas están muy relacionadas.

Las dos son enfermedades que tienen un impacto muy elevado en la calidad de vida de los pacientes.

Y lo que es peor: en muchos casos pueden presentarse de forma simultánea en una misma persona, condicionando todavía más su día a día.

Especialmente en el caso de los menores, para quienes convivir solo con una de las dos patologías ya puede tener consecuencias a nivel físico, emocional, social y psicológico, además de escolares.

Más del 50% de los niños de 6 a 11 años con dermatitis atópica moderada-grave también tiene asma.

Si nos fijamos en los adolescentes, este porcentaje puede oscilar entre el 49 y el 81%.

Y es que la coexistencia de estas patologías en un mismo paciente no es casual.

Los últimos avances científicos han demostrado que la relación entre la dermatitis atópica con un tipo de asma grave tiene como origen una respuesta excesiva de la inflamación tipo 2 del sistema inmunitario ante alérgenos u otros factores desencadenantes.

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Entendiendo la relación entre el asma y la dermatitis atópica

Los investigadores de la compañía biofarmacéutica Sanofi explican:

«El desconocimiento de la conexión que existe entre estas enfermedades dificulta, a menudo, su diagnóstico y tratamiento».

Según diversos estudios científicos, la inflamación tipo 2 consiste en una respuesta exagerada de nuestro sistema inmunitario, lo que puede jugar un papel determinante en enfermedades inflamatorias como la dermatitis atópica y el asma.

Ocurre también con otras patologías como la rinosinusitis crónica con poliposis nasal, la esofagitis eosinofílica o algunas alergias alimentarias.

Además, este origen común también se considera la razón por la que las personas con una enfermedad inflamatoria tipo 2 tienen más riesgo de convivir con otra patología de la misma clase.

Por ejemplo, hasta el 35% de las personas con asma grave también tiene dermatitis atópica y hasta el 50% de las personas con dermatitis atópica tiene asma.

Si nos centramos en la infancia, más del 85% de los niños afectados por una dermatitis atópica también sufren otra enfermedad inflamatoria tipo 2, siendo el asma la más habitual.

Este porcentaje aumenta hasta el 93% en los adolescentes con dermatitis moderada-grave, de los cuales hasta un 81% también tiene asma.

¿Existe un tratamiento para ambas enfermedades?

Pues afortunadamente, hace poco se ha anunciado la financiación en España de un innovador tratamiento biológico que actúa sobre los desencadenantes de la inflamación tipo 2.

Se trata de dupilumab, un anticuerpo monoclonal que puede ser administrado tanto a pacientes que padecen dermatitis y asma al mismo tiempo.

En concreto, pueden beneficiarse de este medicamento, tal y como explican desde Sanofi:

Niños a partir de 6 años

Adolescentes con dermatitis atópica grave.

Jóvenes desde los 12 años.

Adultos con asma grave y con inflamación de tipo.

Esto permitirá que muchos menores en nuestro país con dermatitis atópica y asma no controladas puedan acceder a un tratamiento biológico efectivo y seguro.

El impacto de la dermatitis y el asma en la vida diaria

La dermatitis atópica produce síntomas (picor intenso, fundamentalmente) que persisten en el tiempo y en muchas ocasiones no se pueden controlar.

Así, los pacientes pueden ver afectados muchos ámbitos de su vida diaria, en especial los niños y adolescentes.

Hablamos de problemas para mantener relaciones sociales, problemas de sueño, así como síntomas de depresión y ansiedad.

 

En los más pequeños y jóvenes todo esto tiene un impacto enorme sobre el rendimiento escolar. De hecho, se calcula que los adolescentes con dermatitis atópica moderada-grave pierden entre 8 y 12 días de escuela cada cuatro semanas.

Y hay más. El 39% de los jóvenes de 14 a 17 años ha reconocido haber sido víctima de bullying o acoso por sufrir esta enfermedad.

En cuanto al asma, se estima que afecta aproximadamente al 4,9% de la población adulta en España, y a alrededor del 10% de los niños.

Está considerada la segunda enfermedad más prevalente en adolescentes, solo por detrás de la obesidad.

En lo que se refiere al asma grave, la patología puede tener un gran impacto social y personal en el día a día de adultos y adolescentes debido, principalmente, al alto riesgo de exacerbaciones e ingresos hospitalarios.

Concretamente en los jóvenes de 12 a 17 años, la enfermedad puede hacer que se sientan avergonzados, cohibidos o inseguros.

Y como ocurre con la dermatitis atópica, puede interferir en el sueño, la escuela, la esfera social o las actividades deportivas.