Vecinos y conductores no daban crédito a primera hora de la mañana del sábado al observar junto a una de las rotondas más transitadas de Alzira a un joven semidesnudo atado de pies y manos que permanecía erguido bajo la lluvia ante la mirada atónita de los viandantes. Lo vio y fotografió mucha gente al tratarse de uno de los principales accesos a la ciudad, el que se sitúa frente a las instalaciones de la heladera ICFC.

La ‘víctima’ permaneció de esa guisa durante unos 45 minutos. En ese largo periodo de tiempo sufrió las inclemencias del tiempo. Lloviznaba y el frío era notable. La temperatura se situaba en ese momento por debajo de los 10 grados. Llamó la atención hasta que sus ‘amigos’, que almorzaban en un bar cercano, lo «rescataron» privándole de esa penitencia.

Todo formaba parte de una de las bromas que le gastaron en el día de su despedida de soltero. El panorama no pasó inadvertido. Algunos se dedicaron a fotografiar con sus teléfonos móviles al ‘mártir’ y otros grabaron vídeos. El futuro esposo se lo tomó con resignación y declinó ofrecimientos de aviso a las autoridades por parte de algunos que se apiadaron del hombre y le brindaron su ayuda.

Hacía tiempo que por las calles de Alzira no se veía una celebración de este tipo. Las restricciones por la pandemia no lo habían puesto fácil. Pero hubo una época en la que llegó a ser normal que, cada fin de semana, grupos de jóvenes disfrazados y con muchas ganas de fiesta se pasearan por las calles de la ciudad siguiendo a un vehículo a baja velocidad con música a todo volumen, o empujando un carro de la compra cargado de botellas de alcohol e, incluso, acompañados de una charanga musical. Como si de una auténtica verbena fallera se tratase. Todo para festejar el abandono de la soltería por parte de la persona protagonista del festejo.

La celebración de despedidas de soltero es una costumbre que durante años fue una fiesta de carácter privado. Desde hace algún tiempo, ha traspasado al ámbito público, aunque con excepciones, puesto que hay quien aún prefiere la privacidad de un chalet o una discoteca para desmadrarse antes de la boda.

En el caso del domingo pasado, la celebración trascendió a la vía pública, con un cuadro que muchos calificaron de ‘broma de mal gusto’ y que, para otros, no fue otra cosa más que una ‘graciosa anécdota’. Aunque quien peor lo pasó, al menos durante 45 minutos dadas las inclemencias meteorológicas y la escasez de abrigo, fue el novio. Éste, preguntado por un transeúnte por el frío, manifestó no estar seguro de si llegaría con buena salud al día de la celebración de su matrimonio.