LA FISCALÍA PIDE 326 AÑOS DE CÁRCEL A SEIS ACUSADOS
Lo que sucedía dentro de la secta sexual de Vistabella: Madres que 'prestaban' a sus hijas
El líder ponía pornografía a los adolescentes y abusaba de niñas con la connivencia del resto de miembros de la organización pseudoreligiosa

Néstor Marín
Cuando la organización pseudoreligiosa que dirigía Antonio G.L (conocido como tío Toni) siguió creciendo en los años 90, buscaron un nuevo emplazamiento, esta vez en Vistabella. En la Chaparra comenzaron a vivir algunos miembros de forma permanente y otros, en fines de semana y verano. El patrimonio del líder de la secta fue creciendo gracias a sus seguidores, dedicándose él en exclusiva a la pintura y el resto, obligados a realizar largas jornadas de trabajo dentro y fuera de la comunidad. Las mujeres hacían labores domésticas y los hombres, de mantenimiento.
Aunque nadie veía imposibilitada su salida de la masía, se veía como algo nocivo, fomentándose las relaciones de pareja dentro del grupo, implantando el líder una doctrina «dogmática y totalitaria». Según la Fiscalía, los miembros de la Chaparra consideraban al tío Toni un ser superior, con mezcla de devoción y miedo, ya que castigaba con humillaciones públicas a quienes desobedecían.
Once menores
Hasta 11 menores crecieron en la organización, siendo hijos y nietos de otros miembros (varios de ellos, del propio líder). Aunque inicialmente eran mantenidos al margen de la disciplina anterior, con el fin de corromper la adolescencia de los menores, impartía lo que denominaba escuelas y les ponía pornografía, preguntando a las niñas si se masturbaban. Además, requería a las menores para satisfacer sus deseos sexuales, abusando sexualmente de muchas de ellas con pretextos sanadores y sometiéndolas a orgías con otras mujeres de la organización.
Algunas de las acusadas eran, de hecho, madres y tías de los propios adolescentes, existiendo un caso particular en que dos niñas confesaron a su madre los abusos a los que Antonio G.L. las sometía, sin denunciar los hechos ni marcharse de la organización la progenitoria, quien a su vez también tenía sexo con el líder.

Masía de la Chaparra, en Vistabella, donde sucedieron los hechos. / GABRIEL UTIEL
El tío Toni decía a las víctimas (muchas de ellas de 13 años o menos) que tenían enfermedades en los ovarios y que él las curaría. El otro hombre que está entre los acusados también abusó, según la Fiscalía, de dos menores de edad.

Imagen de la detención de otro miembro de la secta destructiva. / POLICÍA NACIONAL
Graves secuelas psicológicas
Los hechos vividos por las víctimas de la Chaparra han provocado en quienes vivieron abusos sexuales en la secta, siendo menores, secuelas como: desarrollo vivencial anormal reactivo, sintomatología postraumática, taquicardias, insomnio, recuerdos intrusivos, alteraciones en la conducta alimentaria, malestar sexual, conductas evitativas, retraimiento social y pensamientos obsesivos, entre otras dolencias.
La Policía Nacional liberó durante el registro autorizado por el Juzgado de Instrucción 6 de Castellón en la masía de Vistabella a dos menores de 8 y 13 años, asumiendo la Generalitat valenciana su tutela.
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