Relato de un niño de Vinaròs

«Me hizo elegir entre un puñetazo o tocamientos en nuestras partes»

Un hombre se enfrenta a siete años y medio por manosear a un niño de diez años en Vinaròs

Ya había estado implicado en otros casos con menores

Dos agentes de la Policía Nacional custodiaban ayer al procesado durante el juicio en la Audiencia.

Dos agentes de la Policía Nacional custodiaban ayer al procesado durante el juicio en la Audiencia. / BIGNÉ

CASTELLÓN

Un hombre de 25 años se sentó ayer en el banquillo de los acusados para responder ante las acusaciones de agresión sexual a un menor en Vinaròs. Los hechos enjuiciados y por los que se enfrenta a siete años y medio de prisión sucedieron cuando el procesado tenía 21 años y la víctima, tan solo 10. 

El acusado solo quiso declarar ayer a preguntas de su abogado, a quien dijo que el día de los hechos estaba jugando a futbito con un grupo de menores en un parque de la localidad. «Hubo una discusión y acabamos sentados en unas escaleras», se limitó a explicar el adulto, negando en todo momento los tocamientos pedófilos que se le atribuyen. A preguntas de su defensa, dijo que en el momento de los hechos estaba en tratamiento psicológico y psiquiátrico. También indicó que durante su ingreso en prisión, donde aun sigue, ha sido víctima de unos abusos sexuales que han acabado en condena.

El relato del afectado

La víctima declaró tras un parabán y recordó que el procesado le hizo elegir entre «darme un puñetazo o que nos tocáramos nuestras partes, yo a él y él a mí». El niño recordó que el adulto le propuso ir a un sitio apartado y afirmó que los tocamientos fueron por encima de la ropa. «Me dio miedo y me sentí avergonzado. Nunca antes me habían dicho nada así», relató el adolescente a preguntas de la fiscal.

«Fuermos dos minutos o menos. Cuando paró, fui a decírselo a mis padres y acudimos a la Guardia Civil para poner la denuncia», explicó a las partes.

La madre del afectado también declaró en el juicio y dijo que conocía al acusado «del pueblo», donde se rumoreaba que «les hacía cosas a los niños». «No me gustaba, me daba desconfianza, pero quise pensar que podía ser un bulo. Mi hijo estaba advertido sobre esta persona y ese día, cuando los vi jugar, le pregunté varias veces si todo iba bien», contó la mujer.

La progenitora recordó que, al cabo del rato, el niño apareció en el bar donde estaba ella con su marido y le contó los abusos.

Guardias civiles y peritos

Dos guardias civiles también declararon en el juicio. Uno de ellos incidió en que, cuando detuvieron al acusado, este decía «que le teníamos manía» porque «ya habíamos tenido más hechos similares con él». A preguntas de la defensa, el agente puntualizó que en los otros casos, eran temas por vía telemática y no física.

Cuatro peritos forenses dieron credibilidad al testimonio del pequeño e incidieron en que, aunque el coeficiente intelectual del acusado es bajo, ello «no quita para que supiera lo que hacía». «No había causa toxicológica o mental que incidiera en que no era consciente de lo que hacía», determinaron los doctores.

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