Los vecinos acusan a okupas de estar detrás del presunto abuso policial en Castelló
Afirman que los agentes fueron ante ruidos por nuevos intentos de entrar en pisos en plena noche
El bloque de la Generalitat tiene graves conflictos
Imagen de algunas de las puertas ‘antiokupas’ instaladas en la finca. / MEDITERRÁNEO
Los vecinos del número 15 de la calle Joaquín García Girona, un bloque de alquileres sociales gestionado por la Generalitat (concretamente, por el EvHa) y que vive desde hace tres años graves conflictos por la okupación de pisos, afirman que son los propios okupas quines están detrás del presunto caso de abuso policial denunciado por una familia en la comisaría provincial y recogido por este diario en su edición de ayer.
Los legítimos inquilinos de una finca que cuenta con ocho pisos okupados (y otros tantos tapiados con las denominadas puertas PAO, antiokupas) aseguran que dos patrullas de la Policía Nacional se personaron la pasada semana ante los avisos vecinales. Según relatan, sobre la medianoche, escucharon ruidos ante un nuevo intento de ocupar un piso, por lo que avisaron a las autoridades.
Como recogió este diario, una familia interpuso esa misma noche una denuncia y presentó un parte de lesiones tras acudir a un centro médico por la supuesta agresión con una porra extensible a un joven con una discapacidad psíquica. Según señalaron los afectados, los policías entraron en la casa «sin motivo», «por la fuerza», «pegando a un chico que se ve que no está bien» y «sacándolos del piso para identificarlos».
Por su parte, desde la Policía Nacional declinaron, pese a los ofrecimientos de este diario, ofrecer una explicación a lo sucedido.
"Forzaron un piso y se escondieron en otro"
Los legítimos inquilinos han querido alzar la voz ahora y contar que «la alarma saltó esa noche al forzarse otra casa, motivo por el cual vino la policía y los intrusos se escondieron en un piso». Aseguran que ese fue el inicio del altercado que ha dado lugar a la denuncia por supuesto abuso policial.
Lo cierto es que, desde el año 2022, los incidentes en el edificio son continuos, con daños en zonas comunes, amenazas a vecinos, vehículos abandonados en el párking e, incluso, disparos a viandantes con escopetas de perdigones. «No podemos más», claman los residentes.
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