Le roban toda la cosecha de pepinos en Nules, «la indefensión es absoluta»

La propietaria incide en que la ley «da más garantías al que roba que a la víctima», porque no tiene derecho ni a presentar como prueba grabaciones

Los ladrones dejan olvidados estos cinco pepinos después de cortarlos y llevarse el resto de producción.

Los ladrones dejan olvidados estos cinco pepinos después de cortarlos y llevarse el resto de producción. / MEDITERRÁNEO

Nules

El mismo día en el que se conoció el surrealista robo en una pastelería de Nules, en el que el propietario denunciaba que le habían reventado la puerta de acceso para acabar llevándose piruletas, huevos de chocolate y zumos, una agricultora de la misma población descubría que le habían sustraído toda una cosecha de pepinos.

El suceso se produjo en el mismo término municipal. Cuando Cristina Celades, propietaria de La Tosquilla, acudió a una de sus parcelas para recoger la producción con la intención de ponerla a la venta en la tienda que regenta, descubrió que había desaparecido. «Menos cinco, que debieron dejarse olvidados después de cortarlos, se los llevaron todos, los grandes y los pequeños», describe. 

Señala que «es pronto, apenas están las plantas en producción y ya nos roban un día sí y otro también, no quiero ni pensar cuando esté todo a pleno rendimiento» advierte. Y es que pocos días antes ya le habían quitado «toda una tira de calabacines, que eso es más raro». Está convencida de que se los han quitado para venderlos.

Pero más indignación que el robo en sí, a la afectada le preocupa la «indefensión absoluta» en la que viven quienes se dedican profesionalmente a la agricultura. «Si por una de aquellas llego a la finca y los pillo, no puedo hacer nada, porque la que acabaría metiéndome en un lío legal sería yo», describe.

«Tengo que advertir a los ladrones de que les estoy grabando mientras me roban para poder presentar las imágenes para denunciarlo»

Cristina Celades

— Agricultora

Uno de los inconvenientes a los que se enfrenta un agricultor por lo que respecta a los robos de su producción, señala, es que «para que puedas denunciar, tienes que alegar que te han quitado por un valor mínimo de 300 euros», aunque lo peor no es eso, sino «cómo lo demuestras». Porque como explica, «yo tengo cámaras, pero no puedo utilizar las imágenes como prueba, tengo que advertir a los ladrones de que les estoy grabando para poder presentarlas».

Incluso en el caso de existir ese aviso y de que las grabaciones tuvieran utilidad legal, «a algún compañero le han entrado a robar con casco de moto», con las dificultades que eso supone para una posible identificación. 

Por si fuera poco, detalla, «que entren en tu propiedad no se considera ni allanamiento si la parcela no está vallada». En definitiva, «no podemos hacer nada».

Respecto a la cantidad económica mínima denunciable para que se considere un delito, incide en otra cuestión. «¿Cómo y quién lo valora?, ¿cuál es el precio?, ¿el de qué mercado?», lamenta. En el caso del robo de los pepinos, estima que «a un precio de venta normal, estaría por encima de los 300 euros, seguro», pero no tiene manera de probarlo teniendo en cuenta las exigencias que les ponen, lo que agrava la indefensión, concluye . 

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