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Un supuesto agresor sexual de Castellón violó a su mujer justo tras sufrir un aborto espontáneo

Visto para sentencia el juicio contra este hombre, para el que Fiscalía y acusación particular han reclamado casi 18 años de prisión en total

El acusado, en primera fila del banquillo junto a su intérprete, este lunes en Castelló.

El acusado, en primera fila del banquillo junto a su intérprete, este lunes en Castelló. / Mediterráneo

Pablo Ramón Ochoa

Pablo Ramón Ochoa

Castellón

La Audiencia Provincial de Castellón ha retomado este lunes el juicio que comenzó el pasado 6 de octubre por supuesta agresión sexual y maltrato habitual en la provincia de Castellón y que quedó aplazado a falta de una declaración de una testigo. Fiscalía y acusación particular han reclamado 15 años de prisión por presunta agresión sexual a su esposa, además de dos años por maltrato habitual y 10 meses por lesiones.

Este caso de violencia machista ha quedado visto para sentencia en una jornada en la que el abogado de la acusación particular, en su turno de palabra final, ha recalcado que el acusado violó supuestamente a su víctima justo después de haber sufrido un aborto espontáneo.

"Dentro del periodo de cuarentena por ese aborto que acababa de sufrir, se dieron relaciones sexuales tan violentas que no son compatibles con relaciones sexuales consentidas", ha asegurado el abogado.

"Tratada como un objeto"

El letrado ha incidido en que su defendida era "tratada como un objeto del que tenía plena disposición el acusado", y ha destacado la "presión de la familia de él" para obligarla a volver a Marruecos, lugar donde ella no quería volver, ya que quería quedarse en España.

Ambos son nacionales de ese país, y él tiene residencia en España mientras que ella no dispone de la misma.

La Fiscalía, en ese sentido, ha subrayado que esos viajes a Marruecos tenían como uno de sus fines "aleccionarla y ponerla en su sitio" para que obedeciera a su marido.

"Aquí no podemos aducir que hay una tradición o un arraigo cultural: en España, el sometimiento está penado", ha dicho la fiscal en su alocución final ante el juez, mientras el acusado escuchaba sentado en el banquillo.

La fiscal ha considerado que "los hechos han quedado demostrados" y que el acusado "no ha explicado cómo se produjeron las lesiones en el cuello y en la vagina" que los médicos detectaron en la víctima cuando acudió al centro de salud.

"Se ha visto limitada su voluntad [en la relación], tenía obligaciones de pedir permiso para todo, hasta para ver con quién salía a la calle", ha profundizado en sus conclusiones.

La defensa alega que ella "no lloró" en su declaración

El abogado de la defensa ha insistido en que su cliente niega los hechos y ha afirmado que la víctima no es creíble, pues, según él, mostró "frialdad" en su declaración.

"Lo mínimo es que llore o que solloce, entendemos que esto debe valorarlo la sala", ha llegado a afirmar el letrado.

Para él, la ausencia de pruebas, más allá del testimonio de la mujer, es determinante para que no se haya quebrado la presunción de inocencia.

Además, ha incidido en que había un móvil espurio: "Ella, que no tenía residencia legal en España, quería hacer una denuncia falsa para poder acogerse al sistema de ayudas del Estado, como el piso tutelado en el que está, una pensión y la custodia de su hijo".

Cómo fue el inicio del juicio

En el primer día juicio, testificaron los agentes que acudieron tras recibir un aviso de que se había producido una discusión familiar en un domicilio de una localidad castellonense en enero del 2023. Apuntaron que la mujer presentaba lesiones en el cuello, estaba nerviosa y llorando.

Ese día la Policía Local del pueblo donde ocurrieron los hechos recibió la llamada de una vecina indicando que estaba en casa de unos amigos y que había una pareja discutiendo y la mujer estaba lanzando trastos al marido.

Una agente de la Guardia Civil declaró que se entrevistó con la mujer, primero a través de una aplicación de traducción, en el propio domicilio, y que esta les dio a entender que no quería volver a Marruecos y que su marido se la quería llevar allí.

"Vimos que tenía arañazos"

«Decidimos llevarla al cuartel. La mujer llama a su tía, quien nos explica de una manera bastante nerviosa, que no la lleváramos con su marido, que la iba a matar», agregó la agente. La guardia ha señalado que ese familiar también les dijo «que le miráramos el cuello» a la mujer. Así lo hicieron y «vimos que tenía arañazos y nos dijo que le dolía la cara; en ese momento avisamos a nuestro superior, se llevó al médico a la señora y, por parte de otra patrulla se detuvo al presunto autor», agregó. En aquel momento la mujer «no nos dijo que había sufrido una agresión sexual» confirmó la agente.

"Estaba triste y nerviosa"

El otro guardia civil que acudió al lugar de los hechos aseveró que el aviso recibido no se correspondía con lo que se supone que sucedía. «Una vez conocimos la situación decidimos llevar a la mujer al puesto de Orpesa para que hiciera una manifestación con un traductor», agregó.

El agente declaró que el acusado les manifestó que había discutido con su pareja, que esta estaba alterada, que las discusiones eran habituales y que ella rompió una serie de vasos y objetos que había en la casa y que no había decidido denunciar porque tenía un menor. «La mujer estaba llorando y triste, nerviosa y bastante alterada», declaró el guardia.

Dependencia y vulnerabilidad

Por su parte, las peritos que corroboraron el informe del riesgo de vulnerabilidad de la supuesta víctima aseguraron que esta tenía una dependencia total, emocional, económica y de relaciones sociales, respecto de la pareja.

Añadieron que su pareja normalizaba una relación disfuncional por un compendio cultural y religioso, que tenía muchas discusiones, menospreciaba a la mujer, la sometía y le controlaba el móvil.

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