La Diputación de Castellón ya tiene listas las bases de una nueva línea de subvenciones con la que quieren contribuir a que los municipios inviertan en la mejora de sus respectivos entornos naturales. Con una partida de 380.000 euros, y bajo el principio de discriminación positiva para beneficiar a los pueblos con menos población, se concederán ayudas de hasta el 90% del presupuesto presentado.

Los proyectos susceptibles de acogerse a estas aportaciones deben estar relacionados con la conservación y promoción de árboles monumentales y singulares de titularidad pública, actividades de conservación y mejora en parajes naturales municipales, redacción de nuevos planes locales de prevención de incendios y la adecuación y mejora de senderos de titularidad pública, como detalló ayer la diputada María Jiménez.

Como viene siendo habitual desde que está al frente de la corporación José Martí, los pueblos más pequeños partirán con ventaja. El presidente justificó que hay que mostrar una «especial sensibilidad hacia los municipios menos poblados porque, como todos sabemos, cuentan con menos recursos económicos y muchas más dificultades». Por esa razón, en la baremación a la hora de adjudicar los fondos, los ayuntamientos de hasta 500 habitantes recibirán hasta el 90% de la inversión propuesta. En el caso de pueblos entre 501 y 5.000 habitantes, la cantidad aportada será del 75% y para los de más de 5.000 vecinos empadronados, del 50% sobre el total.

Media aritmética

Las mancomunidades también pueden acogerse a estas subvenciones. A la hora de valorar «el dato de población se tomará de la media aritmética de los municipios que las integran».

Las actuaciones a financiar deben suponer una «apuesta por la sostenibilidad», porque según defendió Martí, esta también es una manera de apostar por el desarrollo, pues «dotar de mayor atractivo a nuestros pueblos» supone «incrementar las posibilidad de generar actividad económica».

Jiménez incidió en que la intención es potenciar las actividades de conservación de parajes naturales, analizar la magnitud y efectos del cambio climático, impulsar la investigación ornitológica y paleontológica, y «conseguir que los montes sean un motor de desarrollo rural», concluyó.