Será la segunda Semana Santa más atípica de la historia para Castellón. Si la del 2020 fue directamente inexistente por el confinamiento de la población en los primeros compases de la pandemia, en esta ocasión habrá una actividad escasa, debido al confinamiento perimetral de la Comunitat, por lo que solo podrán acudir visitantes de proximidad.

Los alcaldes de las principales localidades costeras hacen mención a los inconvenientes de no poder recibir a gente de otras comunidades, pero la mayoría recuerda que lo importante es llegar a una recuperación sólida a partir del verano, y coincide en mostrar su extrañeza por el hecho de que los visitantes extranjeros sí que podrán acceder en avión.

El primer edil de Peñíscola, Andrés Martínez, destacó que las restricciones a gente de otras comunidades «afectará a que dos terceras partes de las plazas hoteleras no estén disponibles», y cree que no habrá problemas con visitas de gente de otros países. «Estamos hablando de la Pascua, que no tiene la misma significación para el turismo que fuera de España. Además, nosotros ya somos un destino con mayoría de turismo nacional». Aún así, le provoca «perplejidad» la responsabilidad de cerrar fronteras autonómicas en contraste con la libertad del tráfico aéreo.

Su homólogo en Alcalà de Xivert, municipio en el que se encuentra Alcossebre, Francisco Juan, entiende que la diversidad de normas «es difícil de entender, aunque hay que recordar que las decisiones en estos casos no corresponden a los ayuntamientos, y lo único que está en nuestras manos es velar por el cumplimiento de las normas que marcan las demás administraciones y tomar las medidas que podamos para evitar contagios», que es la prioridad en estas semanas.

Mirar al verano

La alcaldesa de Orpesa, María Jiménez, afirma que desearía «tener un escenario distinto», que permitiera vivir un periodo de vacaciones más parecido a lo que era habitual hasta el 2019. «Pero la realidad es la que es y tenemos que andar con cuidado para conseguir que la campaña de verano sea buena». Considera que en estos momentos es todavía «periodo para frenar la expansión, y creo que queda demostrado que este tipo de medidas de restricción son los que disminuyen la transmisión del virus», concluyó.

Por parte de Benicàssim, Susana Marqués inició su valoración con que lo primero «es preservar la salud, por lo que nosotros estamos a lo que nos autoricen. Ahora bien, resulta incongruente que pueda venir alguien desde Francia o Alemania, pero no un visitante habitual que llega de Teruel». Del mismo modo, tampoco comprende «por qué se pueden tener terrazas abiertas, mientras las reuniones en casas particulares están tan restringidas». Además, lamenta la situación de la hostelería, que «deberá seguir cerrando a las 18.00 horas en estas fechas».

En la parte sur de la provincia el alcalde de Moncofa, Wenceslao Alós considera que las limitaciones al paso entre comunidades autónomas «me parecen bien si son necesarias, pero lo que no encuentro lógico es que pueda venir gente desde otros país mediante vuelos», por lo que apunta que debería ser el Gobierno el que determine algún tipo de freno. «España parece que no hace nada, pero Alemania pide que quien haya estado fuera tenga una PCR negativa». Mientras, estos días solo habrá un turismo de casa. 

Los propietarios de segundas residencias no podrán acercarse

Uno de los comentarios más repetidos en foros de internet y redes sociales relacionadas con las localidades turísticas de Castellón tiene que ver con otra parte de la incongruencia que causan los viajes desde fuera de nuestro país. Un francés puede disfrutar de las playas de Castellón, a través del aeropuerto de València, pero el propietario de fuera de la Comunitat de una segunda residencia, que además de su amor por un municipio paga impuestos por su posesión, no puede hacerlo. La mayoría comprende que debe controlarse la transmisión del covid para evitar una cuarta ola, pero el discurso no encaja con las estampas en algunos aeropuertos españoles.