El 21 de enero de 1900 se constituye y reúne por primera vez el Consejo de Administración de la Caja de Ahorros de Castellón, con sus fundadores Luis Giner, presidente; Ricardo Catalá, vicepresidente;y Joaquín Márquez, miembro del Consejo. Por entonces en la capital de la Plana y las comarcas predominaba el sector agrario, con el cultivo del cáñamo de capa caída y la expansión del naranjo emergente. Así lo repasan Joan Serafí Bernat y José María Gómez Herráez (UJI), en un artículo sobre el origen de la entidad. 

A finales del siglo XIX y principios del XX las cajas de ahorro juegan un papel clave. La de Castellón, como tantas otras del país, nace con sentido de mutualidad de ahorro. Unas eran católicas y otras cívicas, pero todas buscaban luchar contra la usura y se ofrecían a prestar pequeñas cuantías a particulares. Si fallaba la cosecha, la institución era una garantía para autofinanciarse a bajo interés.

Desde entonces han pasado 121 años donde la Caja ha ido quemando etapas y reinventándose para sobrevivir al tiempo, aunque ha sido en este 2021 cuando se ha visto abocada a diluirse en un proceso de absorción por Caixabank. 

Antigua oficina de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en Castelló en 1921. José Prades

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Primeras guarderías en los años 70

Los posibles beneficios de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad --sin accionistas-- se revertían en Castellón y se convirtió en una herramienta indispensable para prestar servicios que demandaba la sociedad, adelantándose a los tiempos. Desde la primera guardería en los años 70 al boom de los polideportivos en los 80, antes de que proliferaran los gimnasios y ya se hubiera cubierto esa necesidad. 

En la parte financiera, las primeras operaciones de la Caja se limitaron a la captación de ahorro y créditos pequeños minoristas a particulares para comprar la vivienda, el coche o ligeros apoyos al sector agrario y algún préstamo para las barcas de pesca. Incluso el ámbito de cobertura territorial era limitado y no se podía salir de la zona adscrita (la Caja de Segorbe y la de Castellón no compartían área), hasta que cambió la legislación. 

Ya en la década de los 80 se da un vuelco y se autorizan operaciones de más calado y gana protagonismo el cliente empresarial, financiando operaciones de la industria cerámica y construcción. Desde 1987, en tres años, se duplicaron los recursos de los clientes de la Caja de Castellón: de un saldo de 50.000 millones de pesetas en total se pasó a 100.000 millones de pesetas (unos 600 millones de euros). Con el paso del tiempo, cuando Bancaja se convirtió en Bankia, esta última tendría 325.000 millones de euros en saldo.

Caixa Castelló y su plantilla fue para la sociedad castellonense más que un simple servicio financiero. Alejandro Montoliu, de 52 años, actual delegado sindical de la Federación de Servicios de UGT por Bankia en Castellón; recuerda sus inicios y los de su padre, Antonio Montoliu, de 87 años, en dicha entidad. Su progenitor conoció toda la época como Caja de Ahorros de Castellón hasta Bancaja. “Él trabajaba en la oficina de la calle Tenerías y se prejubiló justo en la fusión con la Caja de Ahorros de Castellón con la de Valencia, de la que surgió Bancaja (en 1991). Estuvo al frente de préstamos y fue preparador de opositores», relata Alejandro.

Anotaciones de la cuenta a mano

Recuerda cómo al salir del colegio pasaba por la oficina y se fijaba en cada detalle. «Antes se anotaban a mano los movimientos en las libretas de la cuenta. El sistema informático inicial era muy rudimentario, en lugar de ejecutarse en el ordenador utilizaban fichas perforadas. Era un ambiente familiar y relajado. Todos los empleados se conocían», señala.

Hucha de metal, con su llave y cerradura en la base, que se regalaba a niños y niñas al abrirles una libreta de ahorro. Mediterráneo

Le viene a la memoria el Premio Capla de Dibujo que se organizaba cada vez en un punto de la provincia y que reunía a escolares de todos los centros; la fiesta del Día del Libro, con colas interminables para que los clientes recogieran un tomo como obsequio; las huchas de metal (con la cerradura y llave en la base) que se regalaban a los niños cuando les abrían la libreta o los calendarios. O el verano en Benicàssim, en una oficina de reintegro de cambio para extranjeros. 

Otro testimonio es el de Antonio Tirado, abogado y primer alcalde elegido en democracia en Castelló (1979-1987), quien fue presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón en la etapa final (1976-1991) hasta Bancaja, entidad que copresidió entre 1991 y 1993; y presidió en 1997. «En 1998 dejé de ser presidente de Bancaja, y luego fui vicepresidente, pero nunca ejecutivo. Mi función fue siempre representativa. En aquella época trabajaron en la entidad magníficos profesionales y se consiguieron resultados brillantes. Por entonces era impensable una fusión, que acabaría así. Pero luego el impacto de la crisis inmobiliaria afectó a toda España», recuerda. 

Joan Lerma y Antonio Tirado --en el centro--, en la firma de la fusión de las Cajas de Ahorro de Castellón y Valencia el 31 de octubre de 1991. MIGUEL LORENZO

En la etapa de Tirado se constituye, en 1991, la Fundación Caja Castellón, de la que fue primer presidente, «para gestionar la importante Obra Social que se había ido desarrollando a lo largo de la historia». Ese servicio al territorio abarcó desde el medio ambiente con la colonia Seidia en Benassal; a las acciones sociales y artísticas o las culturales, referentes, que todavía hoy programa la Fundación, aunque con menos recursos (básicamente, alquileres) pero que sobrevivirá a la fusión con Caixabank, como ente independiente.

La historia

Plantas de cogeneración cerámica y proyectos inmobiliarios

Otro testimonio clave es el de Salvador Lluch. Vivió toda la etapa de Bancaja, de la que fue director adjunto desde la fusión de 1991 y ejerció de director territorial en Castellón de Bancaja 1994-2011; y de 2011-2012, de Bankia. Procedía de Caja de Ahorros de Valencia. Relata cómo se pasó de «una caja de ahorros generalista dedicada principalmente a la captación del ahorro de los castellonenses a otra especializada y más enfocada, como Bancaja, a la inversión y financiación de emprendedores y pymes». Se ofrecieron servicios como gestores de empresas y fueron años de un crecimiento espectacular. «Se financiaron operaciones inmobiliarias; y en la industria cerámica, las grandes plantas de cogeneración y el paso a unos hornos de mayor tamaño. El impacto en el territorio castellonense y sus habitantes es indudable. Si en 1991 la provincia contaba con 73 oficinas; al final de la etapa, eran 139.  

Antigua oficina de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en Castelló. Mediterráneo

De Bankia a Caixabank

La historia más reciente es la de la bancarización de Bancaja, cuarta caja española, precipitada por la crisis económica inmobiliaria del 2008 --con inversiones bajo la lupa judicial durante los últimos años--. El 3 de diciembre de 2010 se crea el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y, bajo esta agrupación, nace unos meses después Bankia (febrero de 2011), resultado de la fusión de Bancaja con Caja Madrid y otras cinco regionales. Quedará la Fundación Bancaja (que aún gestiona un Monte de Piedad en Castelló, en Huerto Sogueros). Pero una década después Bankia ha sido absorbida por Caixabank, cuyo logotipo lucirán las oficinas y que prepara su primera junta de accionistas compartida el 14 de mayo. La integración culminará el último trimestre. El hasta luego esta vez es un adiós.