El anhelado despegue del mercado automovilístico sigue sin llegar. No lo hizo en enero, tampoco en febrero y en el mes de marzo las ventas también han sido muy flojas. La subida del impuesto de matriculación, que entró en vigor el1 de enero 1 y que en la práctica supone un alza del 5% sobre el precio medio de un coche o la falta de ayudas como el Plan Renove han hundido todavía más las matriculaciones de automóviles en la provincia y los primeros datos auguran un arranque de año para olvidar. Durante los tres primeros meses, y según datos de la Asociación de Talleres Reparadores de Automóviles y Otros de Castellón (Astrauto), tan solo se matricularon 1.918 turismos y todoterrenos, lo que supone un 24,6% menos que en el mismo periodo del 2020. El problema es que llueva sobre mojado, ya que Castellón cerró el año pasado con un descenso en las ventas que también superó 50%.  

Los primeros meses del ejercicio están siendo muy malos en la provincia y la recuperación sigue lejos. La nueva normativa de emisiones (WLPT), en la práctica, supone que un alto porcentaje de los modelos de automóviles que se venden en Castellón salten de tramo el impuesto de matriculación y paguen una media de 800 euros más y eso está contribuyendo a desacelerar todavía más un mercado ya de por sí deprimido. «La comparativa de las ventas del primer trimestre de 2021 respecto del mismo periodo de 2019 revela que la recuperación está lejos de llegar al sector de la automoción y no se detecta ningún signo a corto plazo que haga pensar que esta reducción del mercado se va a compensar en breve», apunta Noemi Navas, directora de Comunicación de Anfac, la Asociación española de fabricantes de automóviles, que recuerda también que el Impuesto de Matriculación se subió de facto el pasado enero y que el plan Renove se canceló sin haber gastado todo el presupuesto. 

Las ventas de coches no levantan cabeza pero no toda la culpa la tiene el alza del impuesto de matriculación. El principal responsable de los malos datos se llama covid-19. «Todavía hay muchos profesionales que no trabajan y la incertidumbre está provocando que muchísimas personas vayan de casa al trabajo y aplacen cualquier decisión de compra que no sea urgente», describe Pepe Cortes, gerente del concesionario Cobelsa de Castelló y miembro de la patronal provincial Astrauto.

Incertidumbre económica, miedo al contagio, una campaña de vacunación que avanza más lenta de lo previsto... la consecuencia de toda esta concatenación de factores son concesionarios vacíos o, siendo optimista, semivacíos. «El tráfico de clientes en las exposiciones es muy bajo y eso ha motivado que haya trabajadores que han cogido vacaciones porque no hay trabajo», apuntan en varios concesionarios consultados. Pero los números negativos no solo afectan a las ventas de automóviles. También tocan de lleno a otra de las patas del negocio del sector: los talleres de reparación. «La movilidad se ha restringido y han caído las revisiones. Y al haber menos coches circulando potr las calles y carreteras también hay menos accidentes, menos golpes de chapa y eso se traduce en menos trabajo para los talleres de los concesionarios», argumentan las fuentes consultadas.

El zarpazo del covid, el alza del impuesto de matriculación y el fin del plan Renove dejan al sector de la automoción en una situación delicada. Y el freno en el ritmo de vacunaciones han enfriado las expectativas de todos los que pensaban que el primer semestre de este año las matriculaciones podrían dejar atrás los números negativos. «Mucho nos tememos que la caída de las ventas del primer semestre marcará tendencia el resto del ejercicio, ya que la vacunación de la población va más lenta de lo esperado y se suceden todavía las restricciones a la movilidad», explica Juan Luis López, responsable de asuntos públicos de la Federación de concesionarios Faconauto.

El sector insiste en que, a la vista de los datos, «queda en suspenso la remontada que se vislumbraba para el segundo semestre, por lo que la previsión de ventas para este año es la más pesimista

SIN PLAN RENOVE

La decisión del Gobierno de no prorrogar el plan Renove, una ayuda económica a la compra de vehículos, y dejando 200 millones de euros sin adjudicar, supuso un nuevo jarro de agua fría para el sector de la automoción. El Renove 2020, que entró en vigor en junio, daba incentivos de entre 300 y 4.000 euros a la adquisición de un modelo nuevo y dando de baja uno antiguo, a los que se añadían 500 euros adicionales en caso de que se achatarre un coche de más de 20 años, de beneficiarios con movilidad reducida o de que pertenezcan a hogares con ingresos mensuales menores de 1.500 euros. La complejidad de los trámites provocó que durante todo el 2020, solo se solicitaran 37,73 millones de los 250 millones que disponía el plan de ayudas