El Ramadán se asocia a visitas a la mezquita, encuentros familiares al atardecer para romper el ayuno y a las reuniones nocturnas en las que celebrar el mes sagrado. Pero este año, para los cerca de 35.000 musulmanes que residen en Castellón todo volverá a ser diferente. Ya lo fue en 2020 y este mes de abril la historia se repite. Y una vez más, la culpa la tiene el coronavirus, que impedirá a los fieles celebrar el mes sagrado tal y como manda la tradición. 

El mes de ayuno comenzará este martes 13 de abril (la celebración se adelanta cada año doce días y se guía por los cambios del calendario lunar) y, hasta el próximo 12 de mayo, la comunidad musulmana dedicará cuatro semanas al rezo, al ayuno y a la veneración del profeta. Un ritual que tradicionalmente se celebra de manera colectiva, en comunidad, ya que las familias se reúnen alrededor de una mesa cuando el sol se esconde después de todo un día de ayuno para romper la abstinencia y dar las gracias. Este año, y debido a las restricciones por el covid, esas reuniones serán en petit comité, dado que la normativa vigente en la Comunitat solo permite reuniones de dos núcleos familiares en el ámbito privado. 

Pero es que, además, la pandemia también dificultará la celebración de un rezo voluntario (más allá de los cinco obligatorios del día) y que se lleva a cabo solo en el mes de Ramadán, el tarawih. Se trata de la plegaria más importante del día, que acostumbra a hacerse en el interior de las mezquitas, y que puede alargarse hasta pasada la medianoche. Las restricciones de movilidad horarias (en la Comunitat hay toque de queda desde las 22.00 horas) impedirán una celebración que, aunque voluntaria, en épocas normales pocos musulmanes se pierden.

La situación es la que es y la comunidad musulmana de Castellón la entiende y la respetará al cien por cien. «Las medidas restrictivas por el covid nos van a afectar al igual que ha afectado a los católicos la no celebración de procesiones en Semana Santa. Es lo que hay y, desde luego, lo primero es la salud», apunta Ahmed Mohamed, secretario de la Asociación Musulmana de Castellón. 

Desde la asociación insisten en que las restricciones afectarán, sobre todo, al rezo nocturno, y que este año la celebración del mes sagrado será mucho más íntima. «Conmemoraremos el Ramadán, pero en casa y cumpliendo todas las normas. Y con el último rezo ocurrirá lo mismo. En vez de hacerlo en la mezquita, lo haremos en casa», asegura Ahmed Mohamed.  

El año pasado el Ramadán ya coincidió con época de confinamiento pero nadie acudió a los centros de culto porque estaban cerrados. Este año sí se podrá acudir (con limitaciones de aforo), aunque las mezquitas y edificios de rezo deberán estar cerrados, como muy tarde a las 22.00 horas. 

Pese a que en Castellón, la Asociación Musulmana dice entender las restricciones y celebrará el Ramadán en casa, la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri) ha pedido a las administraciones que sean flexibles y acuerden «coordinar las posibles aperturas y cierres excepcionales durante el sagrado mes de Ramadán» de los lugares de culto para poder rezar. En Lleida, por ejemplo, la Asociación Watani también ha pedido Ayuntamiento de la ciudad «poder saltarse» el toque de queda nocturno durante los 30 días que dura el Ramadán.