Poner a punto un barco para el verano tiene lista de espera en Castellón, de hasta mes y medio, con una actividad frenética en los varaderos que dan servicio no solo a particulares de la provincia sino también a extranjeros y a clientes de otros puertos base. 

Es el caso del Real Club Náutico de Castelló --con charters de Baleares en hibernaje en la capital de la Plana, donde se les pondrá a punto--. O en la Marina Burriananova, cuyo servicio técnico recibe incluso barcos de extranjeros --como alguno ruso-- procedentes de la de València, «donde no tienen varadero propio». O también el Club Náutic de Vinaròs, con clientes madrileños y aragoneses con flota amarrada con la que prevén navegar por ocio este verano y que ya están llamando para pedir ponerla a punto, aunque hasta ahora ni siquiera han podido desplazarse a la zona, por el cierre perimetral.

Barcos amarrados en el puerto de Burriana. David García

Gestores de clubs náuticos, marinas y varaderos constatan puse un alza de la demanda de ITV de embarcaciones de recreo y otras comerciales de más eslora, con una ocupación de amarres que ronda el 75%, y planes de expansión para aprovechar la demanda «escandalosa» de puesta a punto de cara a este verano, que recobra niveles de hace dos, previos a la situación anómala por el covid-19.

José Guillén, director general de Marina Burriananova, apunta que en el recinto que gestiona «la ocupación desde marzo de 2020 hasta marzo de 2021 ha crecido un 3 % (dos puntos más), debido a una fuerte comercialización en el extranjero (30% de nuestros clientes). Con todo, el 70% es nacional y de estos, un 20%, es de proximidad, de Valencia o Castellón. «Los precios competitivos, calidad y amplitud de servicios y proximidad a Baleares es lo que nos permite disfrutar de un 75% de ocupación actualmente», añade. 

Hibernaje versus turismo

Relata que en la marina burrianense se da más un hibernaje de viajes de negocios que el enfoque vacacional, «pues son clientes que llegan en su barco y pasan un par de días. No son destino final para turistas». Confirma el alza de tráfico y, de cara a la temporada estival, «ya se pide día, fecha y hora para subir barcos para su puesta a punto, pues la marina cuenta con su propio servicio técnico». Llevan «desde finales de marzo dando citas para mitad de mayo --una lista de espera de mes y medio--». Guillén explica que «la previsión para el verano es escandalosa. Muchos particulares quieren sacar su barco en junio. Se está recuperando el nivel de actividad de hace dos años, previo a la pandemia», lo que contrasta con esto meses atrás, con una caída drástica de venta de combustible. 

Varadero del Real Club Náutico de Castelló Mediterráneo

Andoni López de Arbina, coordinador técnico del Real Club Náutico de Castelló, relata que el de la capital de la Plana se está posicionando como «puerto de hibernaje de embarcaciones de las islas Baleares». De hecho, ahora cuentan con varios charter de 30 metros de eslora en las instalaciones. «Desde principios de abril no hemos parado en el varadero, en mantenimiento. Si no trabajamos más es por falta de material y espacio», reseñó. «En esta temporada estival --de mayo a septiembre-- vamos a ver más familias que no hacían uso y se irán de vacaciones en barco. Clientes nuevos a cuenta de la pandemia. Se busca el ocio al aire libre y se usa la embarcación como segunda vivienda vacacional», manifestó López de Arbina.

Madrid y Zaragoza

Por su parte, el administrador del Club Nàutic de Vinaròs, Javier Abargues, apuntó que «el varadero está lleno», en alusión a las embarcaciones que aguardan para su mantenimiento de cara a usarlas en los próximos meses, «ya que se empiza a preparar la temporada de verano». «Nuestro cliente es el de siempre, pero es cierto que muchos de Zaragoza o Madrid no han podido venir durante estos meses por el cierre perimetral y se esperarán a ver qué ocurre a última hora --por las restricciones de movilidad que se decidan por el covid-19», declaró al respecto Abargues. 

Barcos comerciales y humanitarios

En Varaderos y Talleres del Mediterráneo SA, en el muelle transversal del puerto de Burriana, el ingeniero técnico naval al frente, José Juan Gil, explica que en el caso de su empresa «no nos dedicamos a la embarcación de recreo. Tenemos mucha demanda ahora mismo pero más bien de mantenimiento y reparación de ferrys y barcos comerciales».

Mantenimiento de barco humanitario en el astillero de Burriana. David García

Además, prestan servicio mecánico a barcos humanitarios, de oenegés internacionales. «Algunos de ellos son megaembarcaciones de 40 metros de eslora en adelante. El Sea Watch 4 tiene más de 70 metros».