El BBVA ha sido el último en anunciar su plan de ajuste. En los próximos meses realizará un ERE que, a nivel nacional, supondrá el recorte de 3.798 puestos de trabajo, 26 de ellos en Castellón. La recién fusionada CaixaBank ya ha abierto el expediente de regulación que afectará a 8.291 empleados en España, de los que 161 serán de la provincia. Banco Santander adelgazará la plantilla en 5.000 en todo el país y en Castellón cerrará seis de sus 30 sucursales... Son tres de los ejemplos más significativos del gran ajuste que prepara la banca para este año, aunque los recortes no son nuevos. Las entidades financieras hace tiempo que dejaron de garantizar empleo de por vida y desde el 2010 han destruido en Castellón más de 1.100 empleos. O lo que es lo mismo: una media 110 al año.

Los datos que maneja el sindicato CCOOPV, la Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorro (Ceca) revelan que en 2010, año en el que empezaron los primeros ajustes en el sector, las entidades financieras empleaban en la provincia a 2.762 profesionales. De esa cantidad, 1.112 trabajaban en las cajas de ahorros, mientras que 832 lo hacían en bancos y otros 801 en cajas rurales y cooperativas de crédito. Hoy, la plantilla del sector está formada solo por 1.650 trabajadores, con lo que en una década la banca ha destruido cuatro de cada diez empleos. Y a nivel nacional ha ocurrido exactamente lo mismo: desde el 2008, el sector ha pasado de 270.855 empleados a 176.838 , una reducción de casi 100.000 personas.

En 2020, el año de la pandemia, bancos y cajas de ahorro pusieron el freno a su ritmo de despidos, pero ahora han vuelto a abrir la veda. Y esa nueva ola de despidos que se avecina no gusta nada a los sindicatos. «Teníamos claro que los ERE iban a llegar pero lo que en ningún momento esperábamos es que fuera de tanta magnitud. Son absolutamente desproporcionados», explica José Julio Esteban, responsable del sector financiero de la Federación de Servicios de CCOOPV, quien augura que la mayoría de las salidas que se van a plantear en los próximos meses serán despidos forzosos. 

EL CLIENTE PIERDE

Los sindicatos insisten en tildar de «barbaridad» los planes de ajuste anunciados por el sector y aseguran que acabarán repercutiendo tanto en los empleados como en los clientes, que recibirán mucho peor servicio. De hecho, CCOO estima que  tras la nueva ola de reestructuraciones, cada empleado tendrá que atender a más de 300 habitantes, lo que provocará una caída en la calidad del servicio. «Muchos empleados aguantan como pueden el enfado constante de los clientes, que se quejan de las esperas y la degradación de los servicios en las oficinas bancarias y ese enfado se acentuará todavía más», apunta Esteban para quien lo más grave es que «los despidos los ejecutan empresas que no están en quiebra, que son solventes». 

Las salidas de personal van íntimamente ligadas al cierre de oficinas que las entidades han realizado desde el 2008 tanto en Castellón como en el conjunto del país. Hace trece años en la provincia llegaron a contabilizarse 682 oficinas a pie de calle. Hoy quedan 267, la cifra más baja desde hace más de cuatro décadas. Hay que remontarse hasta septiembre del 1977 para encontrar un número más reducido, cuando había 266. La diferencia es que hace 44 años la provincia contaba con 424.650 habitantes y ahora tiene más de 570.000. 

Las entidades bancarias que han anunciado ajustes para los próximos meses argumentan que el sector se encuentra en un contexto de profunda transformación marcada por una enorme presión competitiva, bajos tipos de interés, la adopción acelerada de los canales digitales por parte de los clientes y la entrada de nuevos actores digitales. De hecho, y según fuentes de BBVA, las transacciones digitales en el conjunto nacional se han incrementado un 87% en los últimos dos años, mientras que las realizadas en las oficinas han caído un 48%.