Considerada desde siempre un simple alimento para el ganado, las algarrobas (garrofes) se erigen ahora como un ingrediente cotizado en la alta cocina o la industria cosmética, entre otros subproductos. Han ganado en fama en los últimos años y el incentivo de su cotización está llevando cada vez más a implantar este cultivo en zonas de secano próximas a la costa, tanto en las ya asentadas, como el Maestrat o, más recientemente, en la comarca de la Plana Baixa. 

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, apuntó que «se están recuperando plantaciones abandonadas o incluso instaurando nuevas --en las faldas de la montaña de la Vall d’Uixó, la Vilavella o Almenara. En el Maestrat también se cultiva mucho», incidió.

Su valor, agregó, va al alza, con cotizaciones de 0,65 a 0,75 euros, «un precio muy digno para el productor». Y es que de este fruto ya no solo se generan piensos, sino que también se aprovecha su semilla para elaboraciones de chocolate, mermeladas y muchos subproductos.

Con su semilla se elaboran desde chocolates a mermeladas, espesantes alimentarios o productos cosméticos

Para muestra, un botón. Los testimonios de varios agricultores que están apostando por este cultivo. Vicente J. Lacomba, en la Vall d’Uixó, recuerda: «Cuando yo planté me decían que estaba loco. Hace dos años subió de precio y ahora se paga a 64 céntimos y en Mallorca, hay variedades que se pagan a 1 euro». «Lo planté en secano, primero eran como un boli y ahora, con ocho años, son como un naranjo. Y son jóvenes, pues duran hasta 300 años», añadió.

Recolección de algarrobos en la Plana Baixa. Mediterráneo

Aitor Peirats se decidió a recuperar un terreno en la Plana. «Cuando recolecto lo llevo a la cooperativa y allí se almacena y se vende a otra empresa para transformarlo, por ejemplo, en espesante culinario», relata. «La algarroba da más rentabilidad que los cítricos. No tiene plagas y si un año no te interesa el precio se puede almacenar sin estropearlo y esperar a que mejore. El único gasto es llevarlo limpio (un poco de poda, no mucho, y la maleza) y el de la recolección.

También Pepe Zaragoza, en Traiguera, explica que tenía un terreno de toda la vida, de la familia, con algarrobos. «Antes se consideraba la algarroba un cultivo marginal y ahora da mucha alegría. Se está apostando por estas plantaciones debido a los precios», apostilló.