El bullicio en las pistas de juego también se trasladó en las gradas de los pabellones cubiertos de Castellón este pasado fin de semana con el inicio de la relajación de las medidas anticovid en el deporte base de la provincia. La gran mayoría de las competiciones contaron ya con espectadores en los asientos de los polideportivos, siempre cumpliendo la estricta normativa y, por regla general, limitando a un progenitor por jugador o jugadora la entrada a las instalaciones para comenzar una desescalada que, poco a poco, vaya recuperando el ambiente previo a la pandemia de coronavirus en los recintos deportivos castellonenses.

Mediterráneo se pasó este domingo por el Fernando Úbeda de la capital de la Plana, popularmente conocido como Grapa, para vivir de primera mano el regreso de los padres y madres a los pabellones cubiertos y preguntarles sus sensaciones después de muchos meses sin poder apoyar a sus hijos e hijas desde la grada.

Por supuesto, la satisfacción era generalizada, tanto por poder seguir en vivo --muchos clubs han popularizado las retransmisiones de partidos en redes sociales durante la prohibición de acceso a instalaciones deportivas-- los encuentros como por el nivel de seguridad en las entradas a los recintos --gel hidroalcohólico, control de temperatura y anotación de datos personales y teléfonos--.

"Siempre que sea con las medidas de seguridad pertinentes y el cumplimiento de las distancias es un estímulo para nuestros hijos que sus padres podamos estar apoyándoles en la grada", apunta Loli, madre de Inés, jugadora infantil del Nou Bàsquet Femení. "Todo lo que sea recuperar pautas de normalidad siempre es agradable", recalca Jordi, otro de los padres que pudo ver a su hija, Anna, en acción durante un partido de baloncesto muchos meses después.

"Siempre que sea con las medidas de seguridad pertinentes y el cumplimiento de las distancias es un estímulo para nuestros hijos que sus padres podamos estar apoyándoles en la grada"

"Es una alegría poder entrar a verles, pero sobre todo verles como disfrutan que es lo más importante", apuntaba Jaime, progenitor de una de las jugadoras del CB Benicarló, aliviado por la relajación de unas restricciones que semanas y meses atrás le obligaban a realizar centenares y centenares de kilómetros para llevar a su hijas a los partidos que disputaba como visitante para tener que esperar fuera, como mal menor en algún bar cercano, a la conclusión de los encuentros.

Grandes beneficiados de la desescalada

Los niños y niñas han vivido con aparente normalidad las restricciones en el deporte base y la experiencia de jugar en pabellones cubiertos sin público durante prácticamente un año por la pandemia de coronavirus. ¿Pero cómo lo han llevado los padres y madres? ¿Quiénes son los grandes beneficiados con la reapertura de los polideportivos, los propios jugadores o sus progenitores?

Aunque los adultos esperaban con impaciencia el momento de poder volver a aplaudir a sus hijos e hijas en los partidos, coinciden en que los jóvenes jugadores son los que más van a agradecer ver a sus mejores fans en las gradas. "En estas categorías lo que más ilusión les hace a los niños es que los padres y familiares puedan venir a los pabellones a verles", sostiene Jordi, mientras que Loli coincide en apuntar que "nuestros hijos son los más beneficiados con la apertura --aunque de momento de forma limitada-- de las gradas". "Ya lo pasaron mal primero con el tema de no poder jugar y luego con el no tener un apoyo desde la grada que también necesitan", explica.