Las raíces de la producción ecológica en Castellón son cada vez más profundas. Seis de cada diez consumidores del país se han iniciado en la compra de productos biológicos y el gasto per cápita supera los 46 euros. Y aunque las cifras todavía están muy lejos de las alcanzadas en Dinamarca o Suiza (312 euros por habitante y año), las familias compran cada vez más tomates, pimientos o naranjas sin nada de pesticidas sintéticos. Los productores lo saben y eso explica porqué en la provincia la superficie dedicada a los cultivos ecológicos no para de crecer. Ya son casi 35.000 hectáreas, tres veces más que hace tan solo cuatro años.  

Los últimos datos que maneja el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV) revelan que la superficie certificada bate récords año tras año. En el 2020 volvió a crecer un 5% y desde el 2016 el alza supera el 300% al pasar de las 8.543 hectáreas a las 34.985 (unas 30.000 son tierras de pastizales). Y en la Comunitat, la tendencia es la misma: en cuatro años la superficie ha evolucionado desde las 80.997 hectáreas a las 146.767, de las que 402.075 son de cultivos. El sector ecológico valenciano ya factura 626 millones de euros, casi un 21% más que en el 2019. 

Cada vez hay más parcelas de tierra que producen alimentos bio o albergan explotaciones ganaderas ecológicas y cada vez son más los operadores del sector. En la provincia ya se contabilizan 315 frente a los 174 del 2014. De esos, un total de 227 son agricultores y ganaderos, mientras que el resto son empresas comercializadoras y compañías importadoras.

UN SECTOR JOVEN

La apuesta por la agricultura y la ganadería ecológica la protagonizan en Castellón profesionales jóvenes. De hecho, la edad media del productor ecológico valenciano es de 48 años (la gran mayoría de los llauradors de la provincia supera los 60) y la mujer ya representa el 31% de los operadores del sector, una cifra que supone un 4,5% más que en el 2019, según el CAECV. «El sector ecológico está resolviendo dos problemas históricos de la agricultura, el relevo generacional y la incorporación de la mujer a la actividad primaria», apuntan desde el organismo público que preside José Antonio Rico. 

Pero, ¿cuáles son los cultivos orgánicos más representativos en Castellón? El más importante es la producción de frutos secos, seguida del olivar para el aceite, los cítricos, los cereales y las hortalizas. En el conjunto de la Comunitat, el cultivo mayoritario son los cítricos, a los que siguen las hortalizas y los frutales (ver gráfico adjunto).

Si la producción bio tiene cada vez más peso en Castellón y atrae a más agricultores es porque su rentabilidad es alta. «Si el producto ecológico del campo se ha situado en el mercado es porque es rentable, si bien también necesita ayudas para abaratar los costes de certificación y poder así acceder a mercados internacionales muy exigentes», apunta Rico. La mitad de la producción valenciana se vende en el exterior. 

La distribución y el consumo centrarán el II Plan valenciano

La agricultura ecológica es cada vez más importante en la Comunitat y la Valenciana es la cuarta autonomía con más superficie, solo superada por Andalucía, Cataluña y Castilla-La Mancha. Para la Conselleria de Agricultura el impulso de este sector tiene mucho que ver con  el I Plan Valenciano de Producción Ecológica 2016-2020, un programa que el año pasado cerró su primera edición y que ha colocado a la Comunitat a tan solo 7 puntos del objetivo europeo, que fija para 2030 un 25% de superficie certificada ecológica respecto a la total. 

El departamento que lidera Mireia Mollà mantiene su apuesta con el II Plan Valenciano de Producción Ecológica, que pondrá en el acento en el incremento del consumo y la distribución a nivel local. La Conselleria también se ha comprometido a fijar un mínimo de productos ecológicos en los pliegos de condiciones de los comedores escolares públicos, así como en los canales cortos de comercialización. 

Hoy en día, el sector ecológico está presente en el 83% de los municipios de la Comunitat (en Castellón la principal comarca productora es el Maestrat) y tanto la superficie como los cultivos están certificados. «La certificación ecológica que se hace en nuestra autonomía la realiza un organismo público, patrimonio de todos los ciudadanos, y que cuenta con una mayor transparencia e independencia de actuación, incentivando la participación y la vertebración del sector y aplicando mayores cuotas de calidad y seguridad alimentaria», sostiene Rico.