La competitividad de la industria afronta un nuevo sobrecoste, que en el caso del azulejo se suma a las preocupaciones derivadas del incremento de los precios de materias primas o la subida de hasta el 400% del coste de los contenedores para la exportación. El nuevo quebradero de cabeza viene de la mano de las nuevas tarifas energéticas, que entran en vigor el 1 de junio, y que encarecerán la factura de las azulejeras aproximadamente en un 2,7%, según el tipo de consumo de la empresa. Tal y como ocurrirá en las casas particulares, en las también habrá una serie de tramos horarios, con unos precios diferentes.

Rodrigo López, director de Gestión de Energía de Imagina Energía, señala que ha realizado una simulación en una empresa cerámica con un consumo medio de 11 gigavatios hora al año y una tarifa 6.1, una de las más empleadas dentro de este sector. Según este estudio, el incremento con esta nueva norma puede suponer alrededor de 40.000 euros extra. 

Para evitar esta subida y lograr un ahorro, Rodrigo López aconseja adecuar la gestión energética al espíritu que persigue el cambio regulatorio. Es decir, «apostar por una gestión activa de la demanda o por la instalación de autoconsumo solar. De esta forma se podrá desplazar el consumo en horas pico a horas valle, mitigando el encarecimiento de los peajes y cargos del término de energía y consumiendo menor cantidad de energía de la red», explica. 

De hecho, la alternativa de colocar placas fotovoltaicas en la cubierta de las naves industriales se ha convertido en una medida cada vez más utilizada por los grupos azulejeros de Castellón. Según el estudio realizado, para una factura anual actual de 982.191 euros en el término de energía se podría llegar a ahorrar 227.000 euros con un consumo de 11.322 megavatios hora, de los que el 20% serían de autoconsumo. 

Opciones

Para acelerar este proceso y moderar el impacto de una inversión de esta magnitud se han creado diferentes alternativas. Una de ellas es la propuesta por Imagina y la compañía castellonense Elektrosol. El modelo de desarrollo de ambas empresas se basa en el llamado PPA (Power Purchase Agreement), que supone acometer la instalación fotovoltaica sin ninguna inversión inicial y pactando un precio fijo por la energía a largo plazo. «Además del ahorro y el control absoluto del precio, este modelo tiene la ventaja de que transcurridos los primeros 15 años, el coste de la energía autoconsumida es cero y se adquiere la titularidad de la planta, que se ha realizado sin ninguna inversión», añade Rodrigo López.

Las industrias que adoptan esta fórmula también tienen así la oportunidad de dar un primer paso hacia la adopción de energías limpias y descarbonizar su actividad, si bien esta electricidad no puede emplearse en los hornos y demás elementos de la cadena que requieren del gas natural.